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Todos y cada uno de los días de mi infancia
mi padre y yo sellábamos un pacto de amor
entre nosotros
Ocurría a la vuelta de su trabajo. Yo suspendía
mis deseos,
y me sentaba a esperarlo hasta verlo llegar
Entonces corría a darle un beso
En base a esa lealtad, que duró muchos años
mi padre y yo nos hicimos amigos
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martes, 10 de agosto de 2010
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