miércoles, 25 de noviembre de 2009

CONTORNO DE PECHO

Con sólo pulsar el teclado del ordenador consiguió ver en la pantalla su propia imagen retocada por un cirujano virtual que le auguraba un éxito proporcional a la medida de su contorno de pecho.
Se alteró observando aquellos globos turgentes que ocupaban el lugar de sus tristezas, pero pensó en el litigio. Aparecería luciendo tal escote que ni aquel cabrón, ni los abogados, ni el juez, podrían desatender su denuncia: “Traición a una promesa”. Por lo cual pedía que a su marido se le prohibiera volver a trabajar en la vendimia.
Que se le prohibiera a él, que le había jurado amor incondicional, pero vivía obsesionado con un canalón entre un par de tetas. A él que iba a recoger uvas para ponerse con las mujeres encorvadas, concibiendo posturas que nada tenían que ver con el amor. Que le había dado la dirección de aquella web, junto a un ultimátum: “Si no te pones el tamaño más grande, te dejo”.

lunes, 27 de julio de 2009

Paisaje con mar

Azul azul
la mar despierta
nácar y luz
transparente
el aliento de sal
la danza lenta
Y ya zarpa la mar
ojalá pudieras verla
sueño de espuma
voluptuosa
las caderas cimbreantes
navega
Acompaña su baile
una ninfa
que la incita
enamora
y retozona y feliz
en su piel se recuesta
Capitana
rumbo al poniente
ahora viaja
y allá en el horizonte
su delfina cadencia
repliega
Y ya cae la noche
y la mar bosteza
galeno el arrullo
atolón por cuna
y la mar se tiende
y la mar se adormece
arropando el cantar
que invoca su estela

POR EL PLACER DE LA LECTURA (José Luis Sampedro en contra del canon por el préstamo en bibliotecas.)

La SGAE (Sociedad General de Autores) ataca de nuevo

Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl Marx.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.


Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos.
Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.
Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:

a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.


Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública,una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?
Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro? ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas? ¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.
Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

jueves, 7 de mayo de 2009

Retratos de Marruecos (La vida sensual)

Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca ruega que tu camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de descubrimientos.
A Lestrígones, a Cíclopes, y al fiero Poseidón no temas,
nunca tales seres hallarás en tu ruta
si alto es tu pensamiento, y limpia la voluntad de tu alma y de tu cuerpo.

Constantino Kavafis

El paraíso
Existe en un Hammam de Marrakesch donde Fenshara (La petite fleur), con la sabiduría ancestral de sus manos, te abre la puerta.
El paraíso es cálido y dulce, y tiene sabor a menta.

La eterna humanidad
El fuego de un campamento bereber, su aroma, un cielo estrellado coronando el silencio y, debajo de la piel, la arena.

Un secreto
He visitado el lugar donde el silencio bendice a los hermanos.

Latidos
Pisar la tierra con los pies descalzos de un niño, sumergirse en sus ojos, y renacer a la inocencia.

Los niños de un poblado del desierto
He comprometido mi palabra con aquellos en cuyos ojos cabe mi mundo.

Tierra de ángeles
Me han ofrecido manjares hechos en casa, por el simple placer de festejarme.

En el aire
Voces inaccesibles a la codicia. Risas que festejan el milagro de existir en paz

lunes, 20 de abril de 2009

La vida sencilla


Ítaca te dio un bello viaje, sin ella nunca hubieras partido
Pero nada más tiene para darte
Y si la encuentras pobre no creas que Ítaca te ha engañado
Porque rico como has vuelto
En experiencia, en sabiduría, y en vida
Habrás comprendido qué significan las Ítacas.

Constantino Kavafis


Instante feliz:
Un niño camina a la hora en la que el sol tiene la suavidad de una caricia. Juega con un guijarro que sube y cae al compás de su corazón. Sabe latir en el instante.

La familia:
Mamá, papá, les petits enfants, l` âne. Al borde del camino el oro de las espigas que convertirán en pan.


El agua:
Suda la mujer encorvada. La paciencia de los siglos fluye hacia su bidón. Cargada de vida camina. Cargada de fe. El descanso espera en el hogar.

El amigo y su dromedario:
Recorre la playa a lomos de Sahara. Una alfombra plateada a la derecha. Un tapiz de arena para pisar. La luz atardeciendo. La brisa.

martes, 7 de abril de 2009

Sobre turistas

A Lestrígones, a Cíclopes, y al fiero Poseidón nunca hallarás
Al menos que tu alma los lleve dentro,
al menos que tu alma los ponga delante de ti.

Constantino Kavafis


Turistas:

Quienes no viajan aunque se trasladen en el espacio.

Forman parte de un grupo que parece constituir un solo ser: “¡Mira, qué barbaridad!”, cacarean refiriéndose a lo que no comprenden. “Qué cansancio. Cuánto me duelen los pies. No he podido pegar ojo.”
Estreñimientos y vómitos son temas igualmente cotidianos. Sin embargo engullen sin parar, incluso se llevan las sobras en el bolso como si temieran pasar hambre.

Quienes (pagando) acceden a un alojamiento que huele a rosas y sueltan su humo, nostálgicos de lo que han dejado atrás.

Turistas… Les he visto apagar sus colillas en las arenas vírgenes del desierto y dejarlas allí. ¿Será que han pagado también para eso?

viernes, 27 de marzo de 2009

Siglo XXI

El entramado social reveló fisuras que provocaron el derrumbamiento de las instituciones. Miles de personas que lo habían perdido todo reclamaban justicia. El cielo se atiborró de cohetes llenos de emprendedores en busca de otros mundos. Mientras el mar quedó cubierto de cayucos repletos de víctimas que intentaban huir del hambre. El letrado, un experto en satisfacer a los oyentes con esperanzadores discursos, esta vez no supo qué decir, y buscó refugio en sus recuerdos. Allí el deseo infantil se saciaba intercambiando historietas de espías por gominolas. ¿Qué había sido de aquellos niños?, se preguntó, pero sin respuesta volvió a lo suyo, dictaminar la sentencia. El veredicto resultó inapelable, aunque sirvió de poco, porque no se podía encarcelar a la naturaleza humana, que con su egoísmo había causado aquel desbarajuste. Sólo cabía volver a empezar, erradicar la codicia, aprender a compartir, elegir entre leer una historieta o comer una golosina. "Quererlo todo para sí representa el principio del fin", explicó el letrado en el último minuto, antes de que la cuerda sujetada por la multitud extrangulara su voz.

jueves, 26 de marzo de 2009

El amor entre rejas

Anhelando volar, respiró. Contuvo el aire y su abdomen se hinchó hasta convertirse en un globo que consiguió elevarse por encima de los muros. Le esperaban cinco horas de felicidad en brazos de Morfeo y como siempre, antes de despertar, compartiría con ella una taza de té:

–Hoy he visitado el laboratorio de Melquíades –dijo, saboreando la deliciosa mezcla-. Es un gran científico. Ha diseñado una taza que lleva un micrófono incorporado. Se activa al entrar en contacto con un líquido caliente. Les regalará un ejemplar de su invento a varias mujeres y podrá escuchar sus conversaciones. Quiere formar una familia con aquella que manifieste mayor compresión y lealtad.

Ella se despertó sobresaltada, como todos los días desde que él cayera preso y se viera obligado a vivir en aquel lejano lugar... Corrió hacia la cocina, calentó el agua y llenó la taza. Respiró profundamente, el exquisito aroma calmó su ansiedad:

– Te esperaré toda la vida –le dijo.

viernes, 13 de febrero de 2009

"La escucha necesaria", Eugeno Trías

Hace ahora ocho años Jorge Alemán, psicoanalista argentino afincado en España, en Madrid, confesaba: «Llevo 24 años viviendo en un país donde la presencia del psicoanálisis no estuvo nunca asegurada, donde no era en absoluto evidente que una audiencia aceptara los postulados psicoanalíticos». Precisamente por eso «encontré [...] un modo de dialogar, de entrar en conversación con otros contextos que podrían ser afines al psicoanálisis, particularmente ciertos segmentos de la filosofía».Fruto de esta preocupación había surgido ya en 1998 un texto extraordinario, el más interesante que conozco escrito aquí en España en la línea de esa conversación con la filosofía. El texto se llamó Lacan: Hei-degger (Ediciones del Cifrado), escrito por Jorge Alemán y Sergio Larriera, con quien suele colaborar, también psicoanalista. El texto es un cotejo magnífico de las concepciones freudianas y lacanianas y la crítica a la metafísica de Martin Heidegger.Complejo de Edipo. El psicoanalista está, ante todo, a la escucha. Esa escucha se concreta y singulariza en el pasaje que tiene lugar de la gran labor precursora de Freud a las importantes aportaciones de Jacques Lacan. Se trata de rebasar la problemática todavía insuficiente del complejo de Edipo y castración a través de una importante reflexión sobre la lengua y la escritura, en la intersección que mantienen con el deseo y con el goce (un goce «más allá del principio de placer»).Allí se articulan los célebres mathemas lacanianos, y concretamente el que destaca tres albergues (dit-mansions): el nudo entre el círculo simbólico, imaginario y real. La escucha conduce a asumir la herida en la cual esa fisura -y posible sutura- puede tener lugar: herida que deja, ciertamente, una cicatriz en el sujeto.La grandeza del psicoanálisis, rubricada en este caso por la enseñanza lacaniana, consiste en poseer, a diferencia de otras propuestas filosóficas de la postmodernidad, una ética incondicional, innegociable: la ética del deseo.El sujeto está, en la práctica psicoanalítica, implicado en su deseo. Por lo mismo puede tener acceso a un goce que le permita singularizarse frente a las pretensiones del Gran Otro (pivote de la concepción lacaniana de la figura paterna). Se trata, pues, de una ímproba lucha contra la enajenación. Ese es el lado liberador de la teoría y de la práctica freudiano-lacaniana.Pero vuelvo al comienzo, a la confesión de Jorge Alemán, de que está viviendo ya desde hace más de veinte años «en un país en el que la presencia del psicoanálisis no estuvo nunca asegurada».Terribles amputaciones. ¿Por qué? ¿A qué se debe esta peculiaridad hispana, o esta singularidad que diferencia nuestra sociedad de todas las europeas que nos circundan, y por supuesto también de las sociedades americanas, especialmente Estados Unidos, pero también Argentina, México o Brasil?Al pronunciarse la palabra España es inevitable siempre reencontrarse con Américo Castro. Se trata, a pesar de las apariencias variopintas de regiones y nacionalidades, de una sociedad tremendamente homogénea, que adquirió este carácter a partir de dos terribles amputaciones: la doble expulsión, con los Reyes Católicos, de la gran minoría judía, y la de los moriscos ya en el siglo XVII.Desde entonces en España apenas ha habido minorías relevantes, especialmente minorías con poder adquisitivo y con vigor cultural, que pudiesen compensar esa homogeneidad resultante.A diferencia de lo que sucede en la Europa colindante y en la América del Norte y Sur, no se dan esas minorías en España, de clase media, capaces de sustentar precisamente ese discurso nuevo, inédito, instalado fuera del recinto universitario, y que ha sido para muchas sociedades un gran motor y acicate de esa conversación tan necesaria con la filosofía.España ha vivido siempre al margen. Padeció el infortunio de una proclamación republicana en el peor momento de la Historia de Occidente, en las vísperas mismas de una Guerra Mundial con caracteres apocalípticos. Pero se anticipó a ello mediante la más cruel de las guerras civiles, prolongada por una dictadura de cuarenta años.No se vivió en España el desembarco de Normandía, la épica de la resistencia; no se vivió tampoco de forma implicada y comprometida el terrible final de esa guerra total, con el proceso de Nuremberg y demás efectos de la desnazificación. Y esto ha redundado, de indirecto modo, pero de forma muy efectiva, en una merma para esa práctica de la escucha necesaria en la que se sustenta el discurso analítico, o psicoanalítico.La ausencia de minorías cultas, especialmente de origen judío, es quizás una importante clave para entender el desinterés y la falta de motivación que en España ha tenido en ocasiones esa encrucijada entre psicoanálisis y filosofía, tan necesaria para entender la vida intelectual occidental en estos pasajes de modernidad y postmodernidad. En estos ocho años, desde el gran texto Lacan: Heidegger, hasta el pequeño libro de poesía de Jorge Alemán titulado No saber, que es casi la rúbrica resultante de esa escucha necesaria, que lejos de abrochar saber y verdad, al modo hegeliano, muestra justamente en el no saber la condición de esa ética del deseo, y de la parte de goce, que puede corresponder al sujeto.Necesidad de revisión. En estos años han cambiado muchas cosas. Aspectos que emparientan al psicoanálisis freudiano-lacaniano con la crítica a la metafísica de Martin Heidegger, y sobre todo en relación a los postulados filosóficos de Ser y Tiempo, deben ser revisados y planteados de nuevo.Posiblemente es la concepción del Sein zum Tode, ser relativo a la muerte, de Ser y Tiempo, lo que requiere una revisión a fondo. En un libro mío antiguo, Filosofía del futuro, avancé que debía modificarse la idea heideggeriana del ser en el mundo como Sein zum Tode, ser relativo a la muerte, por la idea de ser para la recreación.Eso significa desplazar el énfasis mortuorio que atraviesa Ser y Tiempo por una idea bien distinta: atender, más que a la angustia de la nada ubicada en el Sein zum Tode, a aquélla, pensada por Freud en Inhibición, síntoma y angustia, en donde es, más bien, la disposición mediante la cual tiene lugar el acto mismo del nacimiento. Allí Freud se da cita con Otto Rank (El trauma del nacimiento).Esta importante inflexión me guía para acercarme a un excelente libro de Fernando Ojea, en el que justamente se plantea la cuestión del nacimiento.No se trata, quizás, de aprender a morir, al modo del Fedón platónico, ni de asumir la muerte como fuente angustiada de posibilidad de la elección auténtica: la instancia que discrimina la decisión. En una importante inflexión debe invertirse el planteamiento.Límite no es sólo terminus: fin de un proceso (terminable/interminable, como el análisis freudiano). Límite es también limen, umbral: lo pre-liminar. Y en este sentido el limen interviene como bisagra entre un pasado radical (memoria de lo inmemorial) al que suelo llamar lo matricial. Lo matricial que se adelanta y anticipa, como esencia pasada, al factum del ser en el mundo -y del acceso al lenguaje (unido todo ello a la necesidad de la escucha).Se abre entonces un nuevo campo de reflexión, donde pasa a primer plano el nacimiento. Nacer y re-nacer en una suerte de principio de variación y metamorfosis que es peculiar del ser humano. Quizás existir signifique, más que aprender a morir, saber nacer y renacer.Debe plantearse si la condición necesaria de la escucha analítica es suficiente. Este requerimiento del nacer y del renacer requiere una reflexión muy ajustada.Puntos de debate. Fernando Ojea la emprende de manera notable. Creo de todos modos que subsisten puntos de debate necesarios. No puedo suscribir una demasiado tajante divisoria entre lo biológico y lo psíquico que apunta a situar el acta de nacimiento como novum radical. Y a sancionar por tanto el ser en el mundo y el advenimiento lingüístico como un dato primordial.Dice algo muy profundo Ojea, que quizás el carácter prematuro e inmaduro del embrión-feto al surgir al mundo enmascara una madurez ontológica propia de quien terminará siendo sujeto de deseo y de goce.Creo que en este sentido cabría incluso ir más lejos, y pensar que sería importante concebir en unidad todo este grandísimo proceso metamórfico, que incluye también el embrión-feto.Se tiene a veces la sensación de que no se ha asistido de forma suficiente a esa escucha que requiere atender a lo matricial.El oído -interno y externo- es quizás el órgano perceptivo que primero se constituye en el embrión-feto, y que es clave para comprender, desde esas profundidades matriciales, el mundo del sonido, de la phoné (del sustento material y matricial de la música). Allí tiene el psicoanálisis una tarea pendiente, descuidada por Freud y por Lacan.Quizás sea verdad que la fuente de lo que Heidegger denomina en Ser y Tiempo Mitsein (el ser-con en el que se hallaría la raíz de la unión amorosa y de toda forma de comunidad y comunicación) nos conduce, inevitablemente, a atender a esa unio mystica extraordinaria que sobreviene en la conjunción del embrión-feto y la madre: la protoesfera en donde se halla anegado el embrión-feto, en agua salina, alimentado por el cordón umbilical y la placenta.Giro sonoro. En ese contexto es donde se va formando, junto al embrión-feto que va gestándose, también la escucha posible -esta vez suficiente- a través de la cual algo previo al sentido se produce, el sonido, la phoné. Y que exige una ampliación del planteamiento lingüístico, antecedido por un giro sonoro previo a la posibilidad de la escucha propiamente musical.En la gestación prematura, o en la madurez ontológica que le corresponde, importa también, junto al advenimiento del lenguaje, esa anticipación de la voz materna en la phoné, lo cual requiere una escucha que sea a la vez necesaria y suficiente.La voz de la madre tiene quizás mucho que decir respecto a ese sonido que se adelanta siempre al sentido musical; y que sitúa éste también en las redes de confluencia hacia la lengua.

publicado en el ABC, el 7 de febrero de 2009

viernes, 6 de febrero de 2009

"Alabanza de la lejanía", Paul Celan

En el venero de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar errabunda.
En el venero de tus ojos
el mar mantiene su promesa.
En ella arrojo yo,
un corazón que entre los hombres ha morado,
lejos de mí mis vestiduras y el resplandor de un juramento.
Más oscuro en lo oscuro, más desnudo estoy.
Tan sólo al desertar soy fiel.
Yo soy tú cuando soy yo.
En el venero de tus ojos
derivo y sueño un rapto.
En una red, una red queda apresada
y nos abandonamos enlazados.
En el venero de tus ojos
estrangula su cuerda un ahorcado.

(Versión de José Ángel Valente)

martes, 3 de febrero de 2009

Ojo por ojo

-Este jurado desestima su apelación, condenándole a trece años de cárcel –sentenció el juez Ortiz. Luego preguntó: ¿Tiene algo qué decir?
-Conozco tus costumbres –escupió Camacho.
La verdad es que el juez era un hombre de hábitos. Por las mañanas, los juzgados. Y por las noches aquel club, el mismo rincón, el mismo camello… Eso facilitó las cosas, y Camacho calculó la venganza con tanta precisión como Ortiz la condena. Aunque lo curioso es que la ejecutó el día que el juez volvió a repartir otros trece años entre unos traficantes asustados como niños. Entonces Camacho sobornó al camello de Ortiz, que le sirvió el corte gourmet, trece veces más puro. Lo demás fue asunto de las costumbres del juez...
Al día siguiente, Camacho leyó desde su celda: “Irreversible Crisis Cardiaca”.
Misteriosamente la pancarta colgó de la pared de la cárcel hasta las trece horas de aquel día, lo cual, también estaba previsto.