viernes, 3 de abril de 2015

ESTO VA DE TARADOS Y ZOMBIS

Trabajan para una multinacional y eso les parece interesante, lo cual significa, en su lenguaje, lucrativo. 
Colaboran con la alienación -utilizando los conocimientos que obtuvieron en sus países de origen de forma gratuita y con el esfuerzo de las arcas del estado- y se llenan la barriga sin devolver nada a los que se sacrificaron para proporcionarles una profesión. Revierten esos conocimientos en los bolsillo de unos capitalistas que venden opiácidos para las mentes de los jóvenes que constituyen la esperanza y el futuro. En tanto se llenan la boca con su militancia y sacrificio; son los sujetos comprometidos que aportan conciencia a la sociedad mientras reclaman lo suyo, dicen. Solo lo suyo, repiten como autómatas, como unos monjes su mantra. Lo que les corresponde.
Pero, ¿qué les corresponde en realidad? ¿Devolver a su pueblo, el de su origen, el que les dio una educación, lo que le deben?
El hecho es que parecen preferir la vida de los gusanos y arrastran el ombligo sobre el suelo de una multinacional mientras le sacan brillo.
Así es su mentira, pero en tanto hablan de Ética rodeándose la barriga, ahora enorme, con unos brazos que no la pueden abarcar. Es lo que han ganado, una buena bola de grasa en torno a la cintura; por lo demás su discurso consiste en una aburrida verborrea de parlanchines.
Bueno, todo esto para decir que estoy harta de tanto chalado dando la chapa. Zombis fosforescentes a los que se les ve el plumero a más de dos mil metros.
No saben nada duradero, representan la oscuridad interior y hablan como loros, sin entender algo de verdad porque no se entienden a sí mismos. Eso es lo que haría alguien digno de ser escuchado, afrontar una reflexión que aporte luz y autocrítica a su propia hipocresía.
Nada se consigue caminando con pies de arena, cada paso conlleva su disolución.
Son alcohólicos aunque no beban, seres insustanciales con lenguas de trapo. 
Nada pueden ofrecer estos tarados que se acercan a nuestra mesa para hurgar en nuestros alimentos con los ojos desorbitados de envidia.
Cuidado.