sábado, 11 de abril de 2015

CARTA ELECTRÓNICA A MI PROFESOR ELECTRÓNICO



No te conozco personalmente, sin embargo, me caes bien; y yo sé distinguir a la perfección entre quien me cae bien y quien me cae mal.
Publiqué en Amazon, en parte, inspirada por ti; y mucho más por mi propia valoración de mí misma que soy la persona que más me conoce (en mi existencia) y reivindica mi propia inteligencia y valor y talento y constancia y deseo.
La publicación interesa a personas que valoro y supera lo esperado por mí. Te explico: yo participo desde hace años en la que considero la mejor tertulia literaria de Madrid (y para mí la mejor del mundo por el nivel de lectura que se despliega en ese lugar, que te recomiendo conocer): http://liter-a-tulia.blogspot.com.es/
Mi libro, como un milagro, cayó en manos de alguien que tiene sobrado prestigio intelectual en este ámbito y el resultado es que "Ángeles caídos, paisajes, pecados y epílogos" de Sara Veiras, se está leyendo con un interés y unas valoraciones que si bien deseé, no supuse que pudiera alcanzar de inmediato y que, además, me revelarían aspectos de mi escritura que yo misma no he tenido en cuenta.
Ojalá que estuvieras en disposición de visitar el blog de la tertulia y que accedieras al anuncio de mi libro, aunque puedas llegar a sospechar que está allí porque ellos son mis amigos... Para mí la acogida ha sido inesperada porque ni se me hubiera ocurrido que pudiera pasar. Solo tienes que dar una ojeada al blog de Liter-a-tulia para comprobar que allí se lee rumiando (como pedía Nietzsche).
Bueno, todo esto para decir que me merezco alguna palabra tuya, aunque sea de despedida.

Cuando busco explicarme (lo hago y lo confieso) esta indiferencia que manifiestas al no contestar a mis correos electrónicos, me digo:
1- estará de viaje en una isla y sin internet o no los habrá recibido por problemas técnicos
2- se recluyó en un convento
3- estará gravemente enfermo (que es la posibilidad que más me angustia)
3 Bis- estará escribiendo algo que no le permite ninguna interrupción (que es la posibilidad que más me gusta)
4- quedó K.O. por la envidia, lo cual me parece aceptable pues soy psicoanalista y acepto cosas que otros temen y niegan
4 Bis- siente asco porque hablo de cosas asquerosas, lo cual es verdad; y no intento evitarlo, ni quiero evitarlo (para represión ya me basta con lo que se me impone desde afuera).
5- estará enfadado porque cree que ese paisaje llamado "Vivir del cuento" está inspirado o dedicado o dirigido a él. Aclaro que, si te atravesara esta inquietud, te equivocarías; ese relato está inspirado por el profesor Axxxxa que, en mi opinión, y sé que puedo equivocarme, tiene nieve (sin cuajar, además) dentro de la cabeza; y por otra parte es una experiencia autobiográfica (esto jamás le podría pasar a Rxxxn, jeje) porque la que se muere de envidia frente a Cortázar y a su cuento "Carta a una señorita en París", soy yo misma. También se puede amar con envidia, como sabrás
6- le caigo mal y ya está; situación que experimenta otro montón de gente y para la que estoy preparada
7- no tiene tiempo, está liado porque tiene que hacer esto y lo otro y su trabajo es leer a sus alumnos y le da fastidio leer a "otra alumna más o menos" con problemas de redacción, puntuación, ortografía, etc, etc... y además, hacerlo gratis, incluso pagando casi tres euros (conste que recuerdo que los puntos suspensivos denotan pereza y que ya me pilló el deseo de suspender)

Bueno, Fxxxxxxo, te dejo por aquí, ¿tendrás ánimo para atender a tanto corazón? Sabiendo que la vida supera todo pronóstico, seguro que el motivo por el cual no me respondes es algo que no está en mi lista; habrá alguna razón oculta tras este acto que yo llamo "indiferencia hacia mis demandas electrónicas", que son las únicas que tengo permitidas contigo, mi profesor electrónico; habrá algo que no llegaré a descubrir ni ahora ni nunca, por otra parte tampoco descarto la opción de que tú no existas o de que seas otro, incluso mi amado Axxxxxxxo.
Pero, aún así, y si has llegado hasta este párrafo en la lectura, te pido, aunque sea por educación y aunque sea mentira, que me digas que te das por enterado de esta protesta y que me respondas con un RECIBIDO. Insisto: pulsa responder y teclea: Recibido, y da a enviar; diez clicks bastarán, no sueño con dedos mágicos, eso solo pasa en América.
Un abrazo, y para terminar (esta vez sí) me resta decir que yo deseo que tú seas feliz y que también deseo ser feliz y que escribir me hace feliz.
Muchas gracias por haber pasado por mi vida. Tú has sido importante para mí.
Sara Veiras.

viernes, 3 de abril de 2015

ESTO VA DE TARADOS Y ZOMBIS

Trabajan para una multinacional y eso les parece interesante, lo cual significa, en su lenguaje, lucrativo. 
Colaboran con la alienación -utilizando los conocimientos que obtuvieron en sus países de origen de forma gratuita y con el esfuerzo de las arcas del estado- y se llenan la barriga sin devolver nada a los que se sacrificaron para proporcionarles una profesión. Revierten esos conocimientos en los bolsillo de unos capitalistas que venden opiácidos para las mentes de los jóvenes que constituyen la esperanza y el futuro. En tanto se llenan la boca con su militancia y sacrificio; son los sujetos comprometidos que aportan conciencia a la sociedad mientras reclaman lo suyo, dicen. Solo lo suyo, repiten como autómatas, como unos monjes su mantra. Lo que les corresponde.
Pero, ¿qué les corresponde en realidad? ¿Devolver a su pueblo, el de su origen, el que les dio una educación, lo que le deben?
El hecho es que parecen preferir la vida de los gusanos y arrastran el ombligo sobre el suelo de una multinacional mientras le sacan brillo.
Así es su mentira, pero en tanto hablan de Ética rodeándose la barriga, ahora enorme, con unos brazos que no la pueden abarcar. Es lo que han ganado, una buena bola de grasa en torno a la cintura; por lo demás su discurso consiste en una aburrida verborrea de parlanchines.
Bueno, todo esto para decir que estoy harta de tanto chalado dando la chapa. Zombis fosforescentes a los que se les ve el plumero a más de dos mil metros.
No saben nada duradero, representan la oscuridad interior y hablan como loros, sin entender algo de verdad porque no se entienden a sí mismos. Eso es lo que haría alguien digno de ser escuchado, afrontar una reflexión que aporte luz y autocrítica a su propia hipocresía.
Nada se consigue caminando con pies de arena, cada paso conlleva su disolución.
Son alcohólicos aunque no beban, seres insustanciales con lenguas de trapo. 
Nada pueden ofrecer estos tarados que se acercan a nuestra mesa para hurgar en nuestros alimentos con los ojos desorbitados de envidia.
Cuidado.

miércoles, 1 de abril de 2015


LA CONDENA de Franz Kafka
en Liter-a-tulia finalmente tiramos las chancletas.
Tirar las chancletas:
Sacarse las chancletas, ponerse los tacones,
e irse de rumba.

Cuando los allegados -personas ajenas a este conocimiento- me preguntan por el psicoanálisis acostumbro decir que trata sobre los agujeros del cuerpo y, generalmente compruebo, para mi sorpresa, que mi respuesta impacta y que da juego, porque sin gran esfuerzo los preguntones reconocen que comen o fuman o hablan demasiado, o que escuchan mal, o que envidian y sufren por los ojos, o que padecen estreñimiento.
Podría continuar hablando de otros agujeros, esos que llevan a  los lapsus, los sueños, o los síntomas, pero, me he vuelto perezosa. ¡Qué trabajos pasé con estos asuntos en otros tiempos!
Quizás por eso disfruto tanto de Liter-a-tulia, aquí los agujeros cuanto más agujereados más interesan. 

Perplejidad, sinsentido, inmovilidad; lo que se puede llegar a ver cuando, aunque sea por un segundo, se despierta... He aquí parte del despliegue que se realiza hoy en el café Este o Este en torno al texto “La condena” de Franz Kafka.

¿Realismo, sueño, desdoblamiento del personaje? Mentiras y más mentiras  denuncian algunas tertulianas que parecen necesitar revelarse contra ese mundo que llamamos kafkiano en honor a un autor que consiguió bordear el vacío.
Se habló también de lo ineludible: El padre, las cartas al padre, la ley, la culpa, el castigo, temas neurálgicos en la obra de Kafka.
Locura, odio, y condena a no vivir la propia vida en toda su plenitud -con un matrimonio y una descendencia- ocuparon la mayor parte de un debate digno de la genialidad del autor convocado.
También circuló un separador de libros maravilloso con una cita de William Faulkner:
“Un artista es una criatura impulsada por demonios. No sabe por qué ellos lo escogen y generalmente está demasiado ocupado para preguntárselo. Es completamente amoral en el sentido de que será capaz de robar, tomar prestado, mendigar o despojar a cualquiera y a todo el mundo con tal de realizar la obra”.
Alguien agregó, o yo creí escuchar: “Yo soy capaz de matar por mi obra...”
En cuanto a mí no dejé de pensar en el amor, en la potencia del amor que se requiere para sustentar la obra de un creador de la envergadura de Franz Kafka.
¿Necesitó Kafka mendigar, pedir prestado o despojar a otros como dice Faulkner? Obviamente el padre fantaseado por Kafka, el único accesible para él, demuestra que en algo se equivoca: Es el propio artista quien elige a su demonio, y no al revés -claro, se trata de una elección insondable y problemática, como revela el psicoanálisis-.
¿Se podría escribir como Kafka sin entregarse -como una condena-, al demonio de esta elección problemática que es vivir al borde de un agua que finalmente terminará ahogándote?
Creo que esta posición creativa tiene algo de ese enigmático “Dar lo que no se tiene a quien no lo es” que plantea Lacan al referirse al amor; pues no dejé de pensar en el amor durante esta inspiradora tertulia. Asunto complicado y que tiene bastante menos de bonito de lo que cabría esperar del matrimonio -como señala Lacan, el amor es un asunto kafkiano-.  Es decir: sinsentido, perplejidad, absurdo, y todas esos insignificables que acompañan a los extraños matrimonios.
Hablé de esto, más bien balbuceé algo en presencia de un amigo y él propuso el significante locura. A partir de esta sugerencia pienso en el enamoramiento, que según Freud “es un estado de locura transitoria” y se me ocurre pensar que el estado de creación, el momento en el cual la vida está entregada a la obra es un estado de enamoramiento.
En mi imaginación el escritor Franz Kafka es un hombre profundamente enamorado. Cuando leo y releo “La metamorfosis”, uno de mis textos preferidos, no dejo de pensar en ello porque provoca en mí un estado recíproco. Puedo jurar que estoy enamora de esa mano, de esa obra, de ese despropósito y disfruto de algo que es maravilloso tal cual.
Sigue resonando en mí la frase de Faulkner, ese párrafo que habla de la falta de tiempo del artista -demasiado ocupado- y me pregunto por el tiempo para ser feliz -en el sentido convencional- que le deja libre su vocación por crear. 
¿Quiere el artista emplear ese tiempo de otro modo, por ejemplo recibiendo la visita de un cuñado?
 Incluso voy más allá: ¿después de haber bebido en las aguas del Nilo -el regocijo de producir su obra- pueden interesarle las aguas de otro río?
Un artista hace lo que sea por su obra: inventarse un padre, una culpa, una condena, el horror de despertar en el cuerpo de un insecto... pero solo el amor hace de ese invento un Don para otros. Por eso, por sus efectos para otros, vosotros y yo, no dejo de pensar en el amor; en la potencia del amor que sustenta la obra de nuestro inestimable Franz Kafka.