lunes, 26 de marzo de 2012

Inland mirror

I
Saxo, sexo. Mi saxo por ti
Las cosas son humo y fuego
Madera
Las cosas, a tu manera

Otelo, tal vez, deberíamos soplar
esta muerte contra el sol
Tal vez, arderían al volar
Luz y club
Saxo y Sexo
Exit
Dos extraños en el amor

II
Exit Exit
Viajan secretos por la autopista
Loca, viaja una hormiga por la pared
Loco yo
Saxo Sexo luz club
Hay una moto dentro de mí

Mirado con esos ojos parece una estupidez
Tal vez
pero hay caníbales en el aire
hay Remolinos en esta casa
tumbas bajo el césped

Tumbas

closed Exit

III
Hormiga desenterrando secretos
¿Quién eres?

Tu espejo se ha roto frente a mi espejo
¿Cómo te las verás
Saxo Sexo, sin mí?

Vendimos el alma y sabemos
ser peores Que los peores


IV
Como un espejo roto viaja Otelo, Amante vulnerable El dolor le ha hecho perder el juicio Lo han visto detenerse y llorar
En su Harley, lo han visto detenerse frente a una iglesia, Otelo Tenor y Motorista
del desamor

martes, 20 de marzo de 2012

SHAME (Steve McQueen)

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Alberto Estévez

La película de Steve McQueen deja muchas cosas a las que dar vueltas, personalmente ha habido una que me inquieta, porque no me satisfacen las tentativas de respuesta que le doy, es el título, Shame, que tiene como una de sus posibles traducciones la palabra vergüenza.
Me encuentro con dificultades para pensar la vergüenza en esta película. El atinado comentario de Sara sobre Brandon me ahorra tener que entrar en largas disquisiciones sobre el personaje, pero este tipo es el paradigma de la no vergüenza, casi un sinvergüenza, que aguanta la mirada más allá de los límites del pudor y las formas, pero no creo que eso permita juzgarlo como un descarado, claro que lo es, pero el descaro no resume lo certero de su proceder. Me inclino más bien por un “Savoir faire”, un saber hacer con esa mirada, que no es sólo sostenerla, es una mirada que escruta y propone ciertos términos que convierten al objeto de la misma en una presa a alcanzar, y ahí se resuelve un experto cazador, con la complicidad de su presa, requisito indispensable de las buenas cacerías.
Una película en la que todo parece estar colocado en su sitio, no hay detalle que se deje por fuera de la intención del director, ni siquiera el tema del grupo Chic, “I want your love” en su exquisito tocadiscos a un volumen atronador cuando retorna a casa y descubre que es su hermana la que ha “pinchado” esta canción, bueno, ¿quién si no? En este simple detalle encontramos dos mundos, dos posiciones; la hermana, huérfana de amor y buscándolo por doquier, y él, que no quiere saber nada de eso, de las debilidades, las fracturas, elige justamente vivir sin eso, al menos lo intenta, y parece haber encontrado una fórmula que se lo permite, consciente que puestos a hablar de debilidad quizá él se encuentre más cerca de lo que en un principio nos hacen ver.
Es por esto mismo que los múltiples encuentros sexuales que vemos en la película, la profusión de imágenes de alto contenido erótico no consiguen contagiar en el espectador nada de este orden, porque las relaciones sexuales no están tomadas en ese valor, más bien funcionan como la manera que elige Brandon para conjurar dicha debilidad, su debilidad, es un empuje sexual que intenta aniquilar la dimensión más humana del sujeto, la de su falta constitutiva, la carencia que lo afecta en el corazón mismo de su estructura. No sé si esto nos da como resultado un canalla, Brandon más bien es un científico de la soledad, la ha estudiado a fondo y algo ha descubierto en ella: no conviene dejar pasar al otro de determinada línea, la distancia de seguridad se inventó para algo.
Quizá siguiendo esta línea argumentativa se puede situar un poco mejor el tema de la vergüenza, justamente aparece en la película en un momento privilegiado, Brandon llora, y esconde sus lágrimas avergonzado para que su jefe no las vea, llora ante la melancólica interpretación que su hermana hace del New York New York, sólo ella puede darle esa sombra a una canción tan luminosa, y esto lo rompe por unos momentos, se descompone porque en esa interpretación el pasado se echa encima, sus orígenes, el lugar del que proceden antes de llegar a esta ciudad se ha hecho omnipresente, y con ese recuerdo queda liberado el dolor, al menos momentáneamente antes de intentar recomponerse. Es muy paradójico que sólo tengamos un dato del pasado de ambos, el que nos da su hermana como al pasar, y sin embargo comprobemos el terrible peso que dicho pasado ejerce sobre nuestros dos hermanos protagonistas a lo largo de las secuencias. Ahí es donde podemos situar sin tantos ambages la vergüenza, como manto conveniente que recubre esa zona de su vida que necesita tener tapada, si por él fuera, desaparecida. Vergüenza en su cita con Marianne, en sus dudas al entrar al restaurante, en sus titubeos con la carta, o con la conversación con esta mujer a la que está permitiendo adentrarse un poco más allá. Vergüenza por el “gatillazo” cuando a la hora de la verdad el peso del pasado hace detumescente su órgano fálico, por mucho que él pudiera intuir que algo de esto iba a ocurrir y se administrase un “plus” para abordar un encuentro sexual de condiciones no tan mecánicas ni atléticas, un encuentro más recortado por las palabras, en el que los ojos de Marianne parecen vibrar pero no sólo de deseo. Brandon tiene un problema.
Todo esto arroja un saldo muy interesante, y dos lecturas sobre un mismo personaje; Brandon puede ser considerado como un prototipo envidiable para todo varón, un verdadero tigre, uno de esos tipos que donde pone el ojo pone la bala sin que haya posibilidad de que se le resistan, o no mucho, y otra lectura es la de un pobre enfermito, eso sí, muy conocedor de sus limitaciones y sabedor de cuál es el terreno que debe pisar y por dónde no conviene aventurarse, bien orientado podríamos decir en un punto. Se puede objetar si esa espiral de adicción sexual en la que se encuentra tiene un carácter destructivo para el sujeto, pero en todo caso la dimensión de la autodestrucción está mucho más presente en su hermana que en él, y ya desde niña. En suma, un sujeto nada envidiable, un sujeto que porta un fuerte estrago, el que ha provocado su pasado, y que lo recluye casi únicamente al goce de la pantalla. Absténganse amantes de historias Disney, aquí no hay promesas de felicidad, familias sin mancha ni voluntades que todo lo pueden; sencillamente, hay sujetos que no pueden amar, lo bueno es que Brandon eso lo sabe.
Hay una última escena bien elocuente, que es repetición de otra al principio de la película, sólo que en ella la mirada de Brandon es otra, no parece concentrar el ansia depredadora, pero tampoco está claro cómo pensarla. Un amigo dice que ahora sí que hay que temerlo, yo no estoy tan seguro. Escojo traducir Shame como Pena, en lugar de vergüenza, y leer en los ojos del genial Fassbender este registro, algo se ha colado por algún agujero y ahora no va a ser tan fácil saltar del asiento para ir tras la presa sin preguntarse ¿qué es lo que estoy haciendo?

(19 de Marzo de 2012)

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jueves, 15 de marzo de 2012

SHAME -VERGUENZA- DE STEVE McQUEEN










Sara Veiras

Me gustó esta película. Una historia underground, interesante y veraz.
Lo primero que llama mi atención es el recorrido temporal de los personajes, que se mueven en un tiempo circular encerrado en sí mismo, con escuetos aportes que expliquen los punto de llegada, que a la vez son puntos de partida.
Brandon se levanta, camina en círculo por su casa, pasa cerca del teléfono, oye una voz quejumbrosa que intenta resultar simpática, no atiende, va al baño, se masturba, se viste con elegancia, baja al metro, mira descaradamente a las mujeres guapas, va a la oficina, sale con los colegas de copas, y tiene sexo. En eso de conseguir mujeres, es el mejor. Tiene una vida privada y otra pública, no las mezcla y se maneja con éxito en ambas, siendo un hombre de hábitos.
Un hombre concentrado y apasionado en su búsqueda: La sexualidad de su cuerpo, su resistencia, su límite. De hecho en lo que al cuerpo se refiere Él corre y Se corre. Es un deportista del sexo, un deportista urbano, un deportista de élite que tiene un nivel muy alto en una ciudad de alto nivel. A la vez es un hombre pudoroso, que defiende su intimidad, y no siente ningún interés en hacer alarde o exhibirse. El sexo es algo de él, con él, y para él. No necesita demostrar nada a los otros. Otros que lo hacen reír, porque sabe con sólo mirarlos, cuál es su nivel.
Gusta a las mujeres, este Brandon. Como gustan los hombre sin ambages, que van al grano sin miedo, y saben; hacer gozar a una mujer en la cama y fuera de ella.
Hasta aquí no veo nada que objetar a este personaje, salvo lo que pudiera una perspectiva mojigata.
Él gira como una rueda en su eje, con un tempo propio que parece no necesitar compartir con nadie más, salvo con otros personajes que le ayudan en esa búsqueda física, compartiendo su cuerpo con él, a los cuales está dispuesto a pagar, incluso.
De pronto alguien irrumpe en este baile solitario. Irrumpe la hermana de Brandon, Sissy. Como una música estridente invade la casa, entra sin anunciarse, y sin remilgos exhibe una desnudez impúdica, tanto la de su cuerpo como la de su carácter.
Sissy también está atrapada en un tiempo circular que lleva registrado en los brazos por cortes de cuchillo, pues cada cierto tiempo acostumbra a abrirse las venas.
Son familia, de la misma sangre, y se espera que se cuiden mutuamente; sin embargo aquí se pone de manifiesto otra dimensión temporal, que me parece crucial en esta historia. Por eso arriesgo una hipótesis que puede resulta polémica: Estos hermanos, Brandon y Sissy pertenecen a épocas distintas, a generaciones que no se tocan en el tiempo.
Él es, decididamente, un hombre del siglo XXII por lo menos; y ella es una mujer del siglo XIX (una mujer que aunque se acuesta con cualquiera a los veinte minutos de conocerlo, después lo llama por teléfono sin tener en cuenta que se trata de un hombre casado) . No obstante, entiéndase esto como una metáfora, que intentaré desplegar a lo largo de mi comentario.
Él es individualista, independiente, sensible hasta la lágrima, compasivo, inteligente, exitoso, y no se deja contar monsergas. Va a lo suyo, y lo suyo no es cargar con una mujer, una pareja, a cambio de Aburrimiento.
Ella es una llorona incapaz de subsistir por sus propios medios. Sin trabajo, ni casa, ni dinero; busca que alguien se haga cargo de su vida a cambio de un “Lo siento, lo siento, lo siento.”
Incapaz de colaborar en lo más mínimo, ni siquiera en el orden de la casa, cree que con este “Lo siento” pone en orden el mundo.
Yo soy capaz de decir “lo siento”, le dice a Brandon, como si ella fuera una iluminada. Y él contesta: “Lo importante son los hechos, no las palabras”.
Aquí Brandon también da en el clavo, igual que hace con las mujeres cuando se trata de sexo. Me parece un hombre sabio este Brandon, un hombre con una clarividencia descarnada, por eso lo localizo temporalmente en el siglo XXII, que imagino como un tiempo depurado de romanticismo.
Estos hermanos colocan por encima de las palabras los hechos, y él lo dice alto y claro. Donde las palabras se muestran impotentes, los hechos responden con eficacia. Los hechos son metáforas que tienen que ver con esa sangre, que seguramente es un punto de identidad problemático para estos emigrantes Irlandeses:
Él cuida la sangre a su manera, oxigena la sangre familiar en el jadeo del sexo. Ella se abre las venas, derramando y derrochando esa misma sangre.
¿Qué consiguen con este ir y venir del carajo, como diría el Maestro Gabo -porque esta película parece representar algo que ya ha pasado antes y que volverá a repetirse-?
Ella consigue la atención y la prueba de amor. Él consigue entrenar y apaciguar su cuerpo de atleta sexual. Ella consigue morir. Él consigue sobrevivir como un desterrado del amor.
Entre ambos hermanos y épocas se introduce un tercer tiempo, el presente, el aquí y ahora, traído de la mano de una chica negra, Marianne (Nicole Beharie).
Despampanante, guapísima, completamente fálica, con un cuerpo de “Te corto la respiración”, es la única con la que Brandon no puede hacerlo.
¿Por qué no puede?
Porque ella le corta la respiración. La forma de respiración descomunal de Brandon requiere un oxigeno que no puede proporcionarlo una mujer a cual Él invita a fantasear, le ofrece elegir lo que quiera, cualquier época del pasado o del futuro, y ella elige el “Aquí y ahora”. Elige el Aburrimiento.
Quizás algunos digan que el pasado no existe y que tampoco existe el futuro, que lo único que podemos elegir es el presente, por lo cual ella es una mujer sensata. Pero bueno, si vamos a rizar el rizo, hagamoslo bien. El presente existe como realidad soñada, y si estamos paseando con un hombre guapo, por lo menos soñemos en colores. A mí me da la sensación de que la chica negra se tambalea cuando él la invita a elegir; y no se atreve a imaginar nada mejor porque está marcada, demasiado marcada, por su condición racial, o por su falta de imaginación, que viene a ser lo mismo. Ella es una mujer ingenua, una mujer del presente, que cree en la realidad del aquí y ahora; por lo tanto no es una semejante capaz de acompasar a un hombre que vive al límite, porque así lo ha elegido. Un hombre que prueba el límite y que parece no tener miedo al hacerlo. Él me recuerda a un guitarrista que decía que tocaba al límite aún a riesgo de equivocarse, porque esa era su manera de hacer arte.
Marianne le gusta a Brandon, y con ella habla de su deseo de haber sido músico en los años 60. Creo que de este amor por la música viene la sensibilidad que esconde este personaje, y que trasvasa al sexo -donde él realiza su obra a conciencia-. Me dirán que se trata de una sensibilidad de Rockero Punk; sí, vale, pero eso también es sensibilidad.
Creo que con este deseo de Brandon por la música, carga su hermana. Ella también carga con el fracaso económico que conlleva la vida de músico cuando el talento es de término medio.
Creo que la música es el único punto de encuentro entre estos dos personajes y por eso él llora cuando ella canta. También es posible -y lo dejo caer como hipótesis-, que ella cante para llamar la atención de él y mantener un contacto, el único posible con este hombre, cuyo partener podría ser el sueño “músico de los 60”.
A partir de la revelación del deseo de Brandon por la música y los años 60, se abre un fructífero abanico de posibilidades. Yo considero que este momento es el ombligo de la historia, porque a partir de aquí podemos balbucear o articular algo que nos de pie a una profundización del personaje. Quizás se trata de un artista que renunció a su vocación para ganar dinero, hecho bastante habitual.
Quizás se trata de un hombre del futuro que toma sus rasgos de identidad sexual del pasado, de los tiempos en los que se soñaba con el amor libre, donde todos fuéramos de todos, sin ataduras personales. Donde la pareja se asociaba a la propiedad y a la cárcel, elementos asfixiante para la sensibilidad de un artista. Así se lo dice a Sissy, cuando ella le pide que la abrace: “Tú me aprisionas, me asfixias.”

Hay una guerra entre estos hermanos. Algo así como la guerra de los sexos.
Ella, lo femenino, quiere cobijarse bajo su ala, su brazo. Él, lo masculino, quiere descansar en el sofá después de haber andado por allí corriéndose una buena juerga donde ha probado de forma contundente su virilidad.
Ella pide amor. Él quiere aire.
Cuando él la expulsa de su lado, ella se corta las venas. Como Ama que es, Ama del deseo, gran histérica; ella arriesga su vida para salvar su reino.
Ella derrocha la sangre a manos llenas -la sangre que él ha acumulado y oxigenado con trabajo, como hacen los hombres-; y lo deja seco. Tanto que cuando vuelve a encontrarse con la guapa del metro, aquella detrás de la cual corrió una vez y que ahora está disponible, no tiene fuerzas, ni sangre en las venas, ni aire en la sangre.
"Tú tiras de mí hacia abajo”, le dice Brandon. Mientras Sissy cree que ha venido a cuidar de él. Cree que de no hacer todo este teatro, se perderán el uno al otro para siempre. Y en lugar de darle las gracias por su prueba de amor y por salvarle la vida, desde la cama del hospital ella le dice: Canalla.
Voy al diccionario y busco posibles significados: swine.
No sé si la traducción es buena. En español, canalla significa algo así como: gente baja, ruin, despreciable.
Venimos de un lugar malo, pero no somos malos, dice Sissy, en algún momento.

Podemos seguir planteando hipótesis porque la película es un pozo inagotable, pero ya es hora de despedirse. No obstante quiero agregar algunas impresiones sobre Sissy.
La canción que canta Sissy, New York, New York, habla de alguien que llega desde un pueblo y triunfa en la gran ciudad. Habla de él obviamente, y no de ella.
Ella siempre mira hacia él, todas sus intervenciones se refieren a él. Cuestiona su modo de vivir, su sexualidad, su posición social; mientras ella se mantiene en la postura de bella inocente.
¿Por qué?
¿Qué busca esta mujer?
¿Lo envidia?
¿Lo quiere destruir?
¿Por qué no puede Sissy asumir su propia vida sin derramar la sangre familiar?
¿Podrá Brandon liberarse de ella?
¿Terminarán muriendo los dos, o irán al psicoanalista y conseguirán formar un dúo de éxito en la gran New York?

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lunes, 12 de marzo de 2012

Aldous Huxley

"Pero yo no quiero el confort. Yo quiero a Dios, quiero la poesía, quiero el verdadero peligro, quiero la libertad, quiero la bondad, quiero el pecado."

miércoles, 7 de marzo de 2012

EL NIÑO PEQUEÑO

Con su pala extrae a
la mamá muerta del adiós, que
pone en fila
una extravagante mezcla de
lombrices y arañas

El Péndulo de Foucault de Umberto Eco

Es absolutamente genial. Complejo, eso sí. Y difícil de leer si no estas acostumbrado a este tipo de literatura, con fondo poético, donde la trama se desarrolla como una telaraña que te envuelve o te estrangula.
El autor conoce la Edad Media tanto como nuestra época, y es maravilloso dejarse llevar de su mano, y adentrarse en el funcionamiento de las sectas: Su locura, y falta de escrúpulos. Todo ello mezclado con el nacimiento de los programas informáticos, y la corrupción de los editores que especulan con el ego de autores sin talento.
El texto se balancea como un péndulo que te lleva y te trae, dibujando el mapa de la superstición y la estupidez humana; y la bola que lo mueve, como suele ocurrir, es un amor contrariado. A la vez ilustra al lector sobre el objeto que usó Foucault para demostrar el movimiento negado en su día por ciertos religiosos amantes de las hogueras.
En resumen: Una fiesta literaria. ¿El peligro? Vernos empujados a viajar a París a visitar el punto del cual cuelga el universo...
¡Mi enhorabuena a Umberto Eco!

martes, 6 de marzo de 2012

circularidad

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también venenosa
también vuelo
Carolina mueve la bicicleta
el camino es puente
de gaviotas seres Nadie

pintará la pared de azul

el camino será pozo
la verborrea de un monje
araña adormecida
destejiendo el oro donde la cama en lucha
sobre el árbol

No pintará de azul

yo como Él come
Carolina hace leche
con fresas cerezas
también lombrices también pájaros
también chorros de hielo




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sin bendición

.

quien no trabaja muerde
los sueños en tardes filosas
piedras filosas por almohada
sobre el invierno

quien no trabaja hilvana
las rosas sobre el árbol
de la mala hora como altavoces
para el chillar de las serpientes

el hombre
la sombrilla
Ella
dentro de una choza
las alas sin pasión
sin pasión

Quien no trabaja

sin pasión el fuego
amarillo el árbol
Bebe
la última rosa



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