lunes, 28 de enero de 2013

eMe

I

Al filo del azul
-ni gaviota, ni hormiga-
la palabra agitó al trueno
para explicar -junto al árbol-
que la letra M
arde al primer rayo de sol

II
incluso en el paraíso
en un jardín blanco
donde la voz sopla

III
tras el muro
junto al lago, al frío
-olvido-
el aullido de M
es fuego.