viernes, 27 de julio de 2012

Cuaderno de Torino



I

El bosque vino en segundo lugar

después llegaron las piedras y los abuelos velando las siestas.

El mar fue lo primero, y en él

la noche.

II

 
Su nombre fue espacio, luna,

insondable misterio.

Con nombres transformó la luz.

Con luz se transformó a sí mismo.

Ahora, electricista,

cree encender y apagar a su antojo.

III

La noche sigue riendo, a veces en Tokio.

Hoy, encarnada en mosquito,

aguijonea mi pie

aquí en Torino.

IV

Para mis oídos la luz más hermosa es la de tu voz cantando Amapola.

Pintada de verde cuando es feliz, pintada de azul y de mar cuando es vida

la luz estalla en fuego y en barro hasta convertirse en metal.

Allí se detiene.


Reja, puerta, llave, ascensor, metralleta, coche, tren, cuchillo.

V

Hierro de noche. Hierro

el nombre del hombre sube a un avión y detrás deja

El bosque.






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