domingo, 16 de diciembre de 2012

mi viaje, segundo intento










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Renunciando a la tentación y sin mirar al cielo, me senté a esperar
Llevaba algunos minutos allí cuando se acercó un hombre:

Cadenas Invisibles
dijo que yo llevaba Cadenas Invisibles
que continuamente trasponía Fronteras Invisibles
sin saberlo
Luego habló de un precipicio
agregando que aquella carretera llevaba al descarrilamiento
todo ello asociado a una parálisis mental
obstáculo para hacer algo que finalmente resultaría imprescindible:

Quemar las iglesias
Matar al patrón
en resumen, Abolir la esclavitud

Yo continué sentada, preguntándome si habría llegado la hora
de subir a mi ultraligero


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lunes, 17 de septiembre de 2012

Tango en negro


Bailarín en tránsito, el viajero respira un amor invernal.
Cárcel para dos lombrices con tacones de aguja
tacones en tránsito para 
un viaje invernal.

Con abrazo
La falda en negro
En la falda un tajo
Bajo los pies un océano.

El viajero baila
atraviesa un tango,

Con amor.


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martes, 7 de agosto de 2012

Boris Pasternak en el Primer congreso de escritores soviéticos de toda la Unión”, en 1934:
La poesía es la prosa..., la prosa misma, la voz de la prosa, la prosa en acción y no en relato. La poesía es el lenguaje del hecho orgánico, es decir, del hecho con cosecuencias vivas. La prosa pura en su tensión de trasmisión es la poesía”.
Esta definición pone en entredicho la noción de género. No hay más que una sola escritura, que es un acto, un movimiento orgánico que se trasmite físicamente... independiente de la forma adoptada, novela, poema...
La poesía es esencialmente la fuerza del lenguaje. Esa voz de la prosa que puede tomar todas las formas posibles sin estar determinada por ninguna.
Afirmar, como hace Pasternak, que la poesía es la prosa, es conservarle esa calidad sin la cual  no puede existir: la de lo desconocido.

viernes, 27 de julio de 2012

Cuaderno de Torino



I

El bosque vino en segundo lugar

después llegaron las piedras y los abuelos velando las siestas.

El mar fue lo primero, y en él

la noche.

II

 
Su nombre fue espacio, luna,

insondable misterio.

Con nombres transformó la luz.

Con luz se transformó a sí mismo.

Ahora, electricista,

cree encender y apagar a su antojo.

III

La noche sigue riendo, a veces en Tokio.

Hoy, encarnada en mosquito,

aguijonea mi pie

aquí en Torino.

IV

Para mis oídos la luz más hermosa es la de tu voz cantando Amapola.

Pintada de verde cuando es feliz, pintada de azul y de mar cuando es vida

la luz estalla en fuego y en barro hasta convertirse en metal.

Allí se detiene.


Reja, puerta, llave, ascensor, metralleta, coche, tren, cuchillo.

V

Hierro de noche. Hierro

el nombre del hombre sube a un avión y detrás deja

El bosque.






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miércoles, 25 de julio de 2012

CANCIÓN ERRÓNEA, ANTONIO GAMONEDA

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No hay causa en mí. En mí no hay
más que cansancio y
un antiguo extravío: ir
de la inexistencia
a la inexistencia.
Es
un sueño.
Un sueño vacío.

Pero sucede.
Yo amo
todo cuanto he creído
viviente en mí.
Amé las manos
grandes de mi madre y
aquel metal antiguo
de sus ojos y aquel
cansancio lleno de luz
y de frío.

Desprecio
la eternidad.
He vivido
y no sé por qué.
Ahora
he de amar mi propia muerte
y no sé morir.

Qué equívoco. 





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Yo soy Dario Lemos




Yo soy de nombre y apellido dariolemos. Todo el mundo cree que dice una gran verdad cuando declara que existe.Yo digo para contrariar la verdad que yo no existo. Mido 1,76 en verano y 1,78 en invierno. Soy la dimensión de las estaciones. A veces, cuando no tengo que pensar, mido por kilómetros la angustia y la inutilidad de vivir.
Visto simplemente, sin exageraciones, con un formidable desdén por la moda. Tengo chaqueta de aviador que nunca estuvo en la guerra.
Vivo de la poesía, o mejor, la poesía vive de mi. Nunca tengo dinero, ni me interesa. Tengo en cambio abundantes amigos que pagan por mí en tributo a mi genio y a la amistad que les concedo por minutos, pues nadie es digno de mi compañía.
Las mujeres se derriten de deseos bajo este sol tropical, porque yo cobro las miradas y los besos a precios muy altos y generalmente en dólares.
¿Qué más puedo decir de un poeta excepcional como yo?
Bailo rock and roll cuando la marihuana relaja mis músculos… De noche, cuando la ciudad duerme, me provoca asaltar a los ciudadanos, abofetearlos y gritarles que van a morir que desocupen la soledad, esos dominios de la poesía en los que me paseo como un emperador.
En síntesis, soy un poeta sin antecedentes, y no dejaré sucesores. Conmigo nace y muere la poesía. No diré otras cosas porque no duermo esta noche.
¡Ah, se me olvidaba decir que no amo a nadie, y que nada me interesa!

Dario Lemos



poema de Dario Lemos

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Ahora que puedo no sólo mirar sino “ver” desde mi cama
las aguas de un mar sin sal y sin ahogados;
ahora que puedo guardar esas montañas en el bolsillo
donde guardaba los cigarrillos amargos;
ahora que ya casi viajo donde el animal tiene que viajar,
voy a mirarlo todo con sonrisa de armonía sangrante,
voy a ponerme nuevamente la pierna derecha,
voy a poner un serrucho en cada encía
y voy a “vivir” hasta que muera.
Y posiblemente amaré las mañanas
y nuevamente algún crepúsculo peinará mis cejas.
¿Crees alma mía que este cuerpo fatigado y rebelde,
medio cuerpo que antes fuera armónico,
quiera soportar más esta tierra deslucida y cruel?
¿O mi cuerpo agrietado permanecerá eterna tea?
¿Llegarán los vientos como las argollas
que llegaban a mi niñez de pececito sabio
a refrescar los latigazos de bambalina
con que mis padres y sacerdotes españoles
castigaban mi manera de mirar azul?



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LOS SERES, en caja


A más demanda más tiempo.
La única salida es respirar.

Si grita pierde
si se mueve pierde
el pensamiento importa
el control importa,
aunque siempre pierde.

No obstante quiere conseguir algo mejor
un jardín con flores
cama buena
el abrazo de una mujer.

El tipo corre
se levanta
lucha.

Se queja, se queja, se queja
(dentro de su mente).
Hacia afuera suelta cosas
objetos, obras
se entretiene en una sofisticada transformación.

Durante el día corre hacia la noche, sin pensar
después cae redondo.

Lo único que ha conseguido es
un lugar para dormir.

¿Seguro?
¿Quién sabe?

Utilizó un millón de años para llegar hasta él.



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LOS SERES, veinte

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Se lo toman muy en serio, controlan los latidos del fuego y del aire,
ya practicaban antes de nacer.

Estuvo escrito en las piedras del tiempo,
en unas palabras como piedras que encajaron sin fisura
hasta construir un muro imposible de saltar.

Tras él no se añoran las risas ni el mar,
tras él se puede ser niño, ser joven, vivir para siempre.

Ser para siempre es su forma de Ser.

A eso se dedican. Así son,
forman parte de una escalera tendida hacia lo alto
y suben sin parar.

El resto somos nosotros.



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LOS SERES, quince

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Murieron al poco de nacer, unos quince días después, no lo recuerdo.

Eran débiles. Fueron alimentados con ideas débiles.

No tenían alegría, solo intentaban atravesar las tormentas
bajo techos de zinc donde la lluvia calaba unos sueños de amor que
resistieron solo quince días.

En realidad se formó una laguna de cianuro alrededor de la cosa y en la línea del tejado se envenenaron las sonrisas.

Venían de un terreno donde cultivar no era posible.

Fueron armando la penuria en su constancia y llegó el día de la verdad.

Calló como un hacha sobre el vértigo de vivir en semejante torpeza.

Fueron verdes antes de tiempo y verdes quedaron para siempre.

Sin modo de salir de un pozo destinado a ser ciego, ahora son los últimos de la fila y huelen mal.



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martes, 17 de julio de 2012

La naturaleza en nueve tiempos

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I
Bailarinas de New York aterrizan en la casa de una bruja.
También llueve en Buenos Aires.

Hay agua y hay fuego, en el agua lo ardiente 
consume su frivolidad.

Mirando, él sonríe
no entiende pero sabe
que algo va mal.

II
Son cuadros
paisajes con árboles
gasolineras

hombres que miran al norte, mujeres que miran al sur.

Han decidido morirse sin hablar.

III
Con todo no se puede
la ventana, la silla, la fuerza de la gravedad,
él, yo, y la piel.
La piel entre dos cenizas.
También flores azules, también nieve,
y lo sé por su barba.

A más barba más humo.

IV
Nadan en la superficie, apenas tocan el agua
son como el humo.
Donde hubo fuego, donde hubo oxígeno
ahora nada.

Así son las cosas. Parecen mantener un orden.

V
Él habla y dice que el cuadro está construido
para distraer.
Pintando la luz del crepúsculo
consigue que solo importe ese rincón
oscuro.
Toda luz es roja, pero el rojo señala una esquina
sórdida

que es pozo.

VI
La verdad,
por ella pinta.

VII
También sus palabras se quedaron arrodilladas en la esquina.
Ahora suenan pero no se oyen
como semillas que intentan germinar

sin saber que están muertas.

Silencio
(Como humo sube).

VIII
El viento
ha visto caer una rama gigante
que desde la ventana parecía fuerte pero
era un trozo muerto de

naturaleza.

IX
Entre dos risas no encuentra el aire.
Algo va mal, le aprieta.
Echa de menos la risa.
Sabe que volverá.

No sabe cuándo.



jueves, 28 de junio de 2012

Ortografía indecisa

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No sé por qué ocurre tan rápido. El cuaderno se llena.

Pagar el precio, rescatar la risa y el mar.

Si consigo estar alegre y llena de fuerza llegará la noche 
anterior a esa
en la que
me sueño en un lugar extraño, demasiado frágil, sin saber, perdida.
Aunque si consigo estar despierta entenderé los signos. 
Las hogueras 
serán benignas y orientarán las naves hacia tu lugar.

Qué mano se distrajo. Qué desorientación se impuso.
Qué negligencia, desorden, curiosidad.
Sí, curiosidad, ojala seas tú. Y perdida de mí, perdida
incluso perdida, podré encontrar el cruce entre tu risa y mis ojos.

Será suficiente con extender la mano
trazar
una ecuación que señale en la arena tu risa
estirarme
acariciar el papel como un lápiz
marcar una cruz y saltar.

Caer en tu risa.




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UN LUGAR DONDE QUEDARSE, de Paolo Sorrentino. “De lo siniestro a la sonrisa”


Una historia de siempre

La película de Paolo Sorrentino, Un lugar donde quedarse, pone en escena la búsqueda de un lugar donde el ser pueda alojarse por fuera del sufrimiento. Peripecia enfrentada por un personaje que mantiene una relación irónica a la vez que certera con la verdad, exigiendo la respuesta a ciertas preguntas cruciales. Recorrido que hace Cheyenne con una caracterización gótica que nos introduce de lleno en la cuestión de la máscara. Un lastre que habrá que soltar para desmontar ciertos secretos que mantienen la vida en las lindes de la muerte.

Como propone el film, alcanzar paz y ligereza, sentirse a gusto, exige una travesía bastante compleja. Frente a este drama de carácter universal nos coloca Sorrrentino con el siguiente argumento: la caza de un nazi por un rockero voluntariamente retirado que conoció la gloria y que se mueve como un indigente con su carrito a cuestas guiado por el diario de un padre al que no ve desde hace treinta años y que acaba de morir. Rockero que lo único que sabe es que algo va mal, aunque no sepa decir qué es.

Se trata de una historia de siempre en la que veo un homenaje a la eterna pregunta por el Ser, rueda libre de patente que girará mientras exista lo humano.

Una verdad verdadera

En el principio está la persona como disfraz. Un hombre que sobrevive cargando un lastre. Alguien frágil que no sabe exactamente quién es.

He aquí la situación del personaje que interpreta Sean Penn, personaje que Sorrentino enfrenta a la bestia encarnada por un nazi.

La posibilidad de encontrar un lugar donde quedarse tiene que ver con enfrentar al menos una vez a ese monstruo.

Esta es la epopeya de Cheyenne. Un viaje al núcleo de su propio miedo. La búsqueda de una comprensión que le permita vivir sin culpa. Actuar por fuera de la inopia que proyecta un zombi.

En mi opinión esta route movie que parte con la noticia de la muerte de un padre al cual ni se ve ni se oye desde hace treinta años, cuenta con un momento crucial en el que se sustenta la fuerza del personaje y su relación con la verdad. Ese breve paréntesis resulta sobrecogedor por la carga de soledad que pone en juego y porque frente a eso no hay mucho que decir. Aunque la mujer de Cheyenne, Jane (Frances McDorman), cariñosamente desdibuje su envergadura.

Él dice, acurrucado entre las sábanas y mirando hacia la pared: “Creo que estoy un poquito deprimido”. Y ella lo abraza, intentando corregir: "A lo mejor confundes depresión con aburrimiento”.

Hasta el momento del viaje en busca de su padre enfermo Cheyenne se nos muestra como un hombre disfrazado, rutinario, atormentado por las consecuencias de ciertas canciones siniestras que llevan al suicidio, conmovido y comprometido con la tristeza de otros; rico, famoso y unido a su entrañable mujer.
Pero dónde está él realmente.
Carga con algo, algo que tiene ruedas y se mueve como una letanía. Algo extraño, un objeto que no encaja en su existencia de millonario y lo señala como portador de una indigencia.
Considero que sin ese momento previo en el que el sujeto se ahoga en su propio vacío y verbaliza, como puede, con un hilo de voz: “Creo que estoy deprimido” -afirmación que puede resultarle incomprensible incluso a él mismo, pues lo tiene todo-, no resulta posible lo que viene después.

Un lugar interior

El valor de ponerse a caminar hacia lo desconocido se nutre de una ruptura profunda que nada puede taponar y que sólo admite ponerse en marcha hacia un lugar donde resulte satisfactorio detenerse. Ese lugar es interior, constituido por una respuesta que le revele al sujeto algo sustancial sobre su propio ser. Pero, esta búsqueda que no cesa ante lo que parece imposible -La caza de la bestia, metáfora maravillosa de la búsqueda de respuesta a la pregunta sobre el lugar que ocupa el sujeto en el deseo del otro, encarnado por el padre-, solo puede alcanzar cierto éxito si se dan las condiciones propuestas en esta película: El vacío de Cheyenne, su deseo decidido de saber, y la ayuda del cazador de fantasmas (personificados por los nazis) que, con su experiencia, sostiene al sujeto en ciertos momentos.

El miedo a volar

Cheyenne se apeó de la relación con su padre a los veinte años. Cuando esa relación vuelve a rodar el padre está gravemente enfermo. Quizás podría haber llegado a tiempo para despedirse, pero a causa del miedo a los aviones se traslada de Irlanda a Nueva York en barco y lo encuentra muerto.

El padre deja dos cuadernos: uno de dibujos y un diario. Leyéndolos Cheyenne descubre los detalles de la vida de su padre que se consumió en la persecución de un nazi, Aloise Lange, personaje asociado a una humillación que sufrió en los campos de concentración de Auschwitz.

Sobre el pasado juntos Cheyenne nos dice que a los quince años decidió que su padre no lo quería porque se maquillaba y que poco después se fue a vivir a Irlanda.

El padre llevaba un número impreso en el brazo sobre el cual le dijo que era su número de teléfono.

A través de la lectura del diario descubrimos que el padre pone en juego algo de su goce en la escritura. El relato de su vida está cargado de belleza aunque resulte doloroso: "Antes del infierno mi vida puede resumirse en una sola palabra, despreocupación".

Jamás nombra a su hijo.

La deuda con el padre

A partir del descubrimiento de la historia del padre surge el deseo de seguir adelante con la caza del nazi. Empuja la pregunta: ¿Quién era mi padre y qué sentía por mí?

El recorrido a partir de aquí deja claro que Cheyenne tiene gran habilidad para conseguir lo que se propone. Él es él.

Con llanto, ironía, amor, perseverancia y asombro, logra terminar, a su manera y con bastante éxito -no en vano fue una estrella del rock-, la tarea que emprendió su padre: Vengar una humillación.

Conmueve la ética del personaje. No ha mostrado ni un sólo momento de frivolidad en toda la película. Dejó la música cuando comprobó que sus mensajes siniestros eran peligrosos. Empatiza con la gente que sufre y trata de aportar su granito de amor. Se muestra sensible ante lo que va mal e intenta introducir elementos que alejen la tristeza: la cena para Mary, las visitas a su madre, la canción y la piscina para el hijo de Rachel. Detalles que muestran su sensibilidad hacia el sufrimiento y su deseo de aportar un alivio.

Creo que esta posición ética explica el compromiso que asume ante la extraña tarea de salir a cazar un nazi. Asunto peliagudo que sin embargo renueva su vitalidad.

Él se siente a gusto haciendo algo para reparar lo que va mal. Se mueve guiado por la intuición y cuenta con el instinto propio de un artista. Es un sujeto que se ubica del lado del encuentro y, finalmente, obtiene una satisfacción.

Si bien es injusto que su padre haya muerto antes que el torturador, también es cierto que la admiración que despliega el nazi cuando habla del padre y de su perseverancia en la búsqueda, representa una respuesta importante para Cheyenne. Él alcanza un cierto saber, algo de más valor que disparar un revólver.

Al final cambia. Se quita la máscara y en su rostro brilla una luz que se refleja en alguien que le importa, la madre de Mary.

El lugar donde quedarse es el del propio deseo. Y el deseo de este personaje, al menos a los cincuenta años, tiene que ver con proporcionar alegría a la gente que quiere.


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miércoles, 20 de junio de 2012

Día noventa

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Con hierro aniquilarás su cuerpo y lo creerás vencido

Girarás la manivela de la codicia en la dirección de las agujas del miedo
y lo creerás vencido

pero jamás conocerás el calor de las manos donde la vida 
descansa del insomnio
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jueves, 7 de junio de 2012

Inland


Un pozo de agua y un cubo
alcohol y fuego
el cuerpo limpio
es viernes
mi niñez sueña con Tarzán

Mariposas y risas
Jardín con paraíso
Rubéola
rubio y cachetes rojos
salvaje, que sólo se aviene a correr

Una bicicleta
Una calle
Pelotas de tenis con trabajo
Más trabajo que dinero
Una segunda bicicleta para el trabajo
duro pesado sucio
ninguna letra, sólo números
cifras pequeñas, sumadas con dificultad

Lluvia, pedales, charcos y barro
No estar donde se merece
Escribir por vivir

La pared es hermosa
descascarada
El vestido es hermoso
usado
El sol brilla
No hay pensamiento

Los mejores amigos no saben hablar


Imagen sin alternativa
Retrato
Algunas gotas de lluvia

Todo es instante
en esta orilla del mundo





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martes, 5 de junio de 2012

día sesenta

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y yo, a caballo. Campo, sol, y mar
mar azul y aire fresco, cálido
agua fresca, limpia
risa, Reír

y él, el que me ama y a quien yo amo, sonríe.
Es bello, entiende y sabe que existir es deslizarse
porque la lucha es ruina, finalmente.
Quien no respira al compás, en su estar y cambiar
tropieza con una roca.
Nada que ver, ni saber, adelante
la dura roca es siempre amargura. Pero él y yo, en bicicleta
recorremos el sendero juntos.
Porque sí, siempre estará conmigo.
Con sus sueños redondos como el mundo, con el mundo redondo entre sus manos
para mí
llenarme de risa

Y; sí, sí, sí
te amo, eres todo sólo porque eres tú
mío, a mi lado, conmigo; y te amo.

Yo-tú-nosotros
juntos en el espacio infinito de un soplo de risa,
de sol
un rayo
un paso
un pedal
y la risa adelante
aunque no se sepa quién, ni cuándo, ni por qué.


martes, 22 de mayo de 2012


LOS NIÑOS BAILAN TRAS EL CARRO DEL MONO 
Y OLVIDAN QUE ESTÁN SOÑANDO

las almohadas saltan a la mar de las túnicas
soñando con pájaros, las arañas
se ven pequeñas desde la azotea
y saltan

algún día se harán moños y 
beberán en las tetas de las mamás

todos los sueños saltan a la mar
todos los sueños se reunen
junto al fuego y al oro
en las playas comen azúcar
para coger fuerzas

y saltar



MONOS TAPAN EL SOL

construyó una tarta con la bandera
en el parque vacío tendió la mesa
el mantel verde
roja la leche batida a ritmo de tren
los huevos fortuitos

la dulce princesa descalza
come ahora
sin patria, ni musgo

en el jardín

lunes, 21 de mayo de 2012


Las nieves del Kilimanjaro de Robert Guédiguian
o Las vicisitudes de una revista que retorna a las manos de un niño



















Con agradecimiento a todos los participantes en la tertulia de cine El séptimo que estuvieron en el café Isadora de Madrid y sin los cuales estas reflexiones no hubieran surgido, hago mi comentario:

Lo que no funciona, lo que hace sufrir, aparece asociado a lo laboral en esta película; que rompe, en la primera escena, con un sorteo, cuyo frío sudor y silencio electrifican la oscuridad de la sala.
Me siento descompuesta, y para tranquilizarme pienso que antes hubieron palabras, quizás se habló hasta el agotamiento, y ya no quedan fuerzas para seguir buscando a través de la razón; por eso, lo que está en juego, sea lo que sea, que aún no lo sabemos, se pone en manos del azar como si se tratara de un Dios del post agotamiento.

A continuación descubrimos que lo que estuvo librado al azar fue la supervivencia, el pan nuestro de cada día, el trabajo; que es lo mismo que decir, la dignidad.
La dignidad de varias familias donde destaca una, la de un sindicalista-héroe, cuyo acto de coraje se consume en incluir su propio nombre en la urna (que también es funeraria), para no escamotear el bulto a la mala fortuna, si bien la suya propia no será tan mala porque accederá a la prejubilación.

Más tarde la vida parece continuar, pero hay algo oculto, algo que empuja desde un cajón cerrado hace mucho tiempo: Hubo una vez un niño que tuvo una revista donde leyó su destino. Al niño, otro niño, un amiguito, le quitó la revista y la guardó en un cajón. He aquí el hilo conductor de mi comentario, aunque, por ahora, se haga necesario volver al argumento.

En el segundo tramo de la película, olvidado el reciente sorteo, la vida sigue y exhibe, desenfadadamente, su florecer. Después de una existencia marcada por la solidaridad y la lucha, el sindicalista alcanza la recompensa: "Ya puede dormir bajo las nieves del Kilimanjaro", como dice una canción que suena con voz juvenil.
En ese momento feliz (después de treinta años de amor), este hombre recibe en sus manos tres objetos: Uno, el pasaje hacia un sueño reparador. Dos, dinero. Tres, la revista de Spiderman en la que se tejió su deseo infantil y sobre la cual escribió su nombre, Michel ...., marca que distinguirá esa revista de otras como un objeto que le pertenece y lo representa.

Entre los invitados a la celebración de la vida, los compañeros de trabajo y la familia.
¿El escenario?, el local del sindicado, hecho que llama la atención. Aunque, ¿podría ser de otra manera cuando el ideal de este hombre está construido sobre el suelo de ese lugar?
Se revela una contradicción, obviamente, un local sindical no debe ser utilizado para fiestas personales; sin embargo, ¿no es esta misma contradicción la que tensa la conciencia del sindicalista, que no pudo controlar ciertos deslices -las sutilezas, lo inevitable, los detalles, como el usufructo indebido de este local-, al llevar adelante su función?

La fiesta parece representar la meta alcanzada por un caballo que llega "Manso y Sobón", acompañado por otros personajes igualmente mansos; pero, entre los presentes, si bien no hay indignados, hay quemados. Un joven dispuesto a prender fuego a la nave que quiere zapar sin él.

La película describe al joven con explosivas pinceladas: Un juego de azar, aceptado por sus compañeros sindicalistas, provoca que pierda la posibilidad de ganarse la vida. Tiene a su cargo a dos hermanos pequeños, abandonados por una madre irresponsable, a los que cuida con amor. Roba a su propio compañero (con violencia aunque con un arma de juguete), cosas que parecen desligadas del registro de la necesidad, donde el ladrón se siente atrapado: Dinero y tarjetas bancarias, relacionadas con supercherías burguesas, un pasaje hacia un sueño reparador bajo las nieves del Kilimanjaro, y una revista de Spiderman.
¿Por qué esta revista y no otra cosa de más valor económico?, me parece una pregunta  pertinente, y considero interesante decir que este joven, que se ha quedado sin suelo bajo los pies, se lleva al hombre araña entre las manos, acto gracias al cual la revista sigue tejiendo su red.
Con lo recaudado el joven paga las cosas indispensables, las que deberían ser un derecho: Vivienda y comida, mientras es estafado por un compinche que se queda con más dinero que él.
Más tarde propone seguir robando, ahora a quién le cobró el alquiler; hasta que cae en manos de la justicia, representada por unos "polis" tan violentos que para detenerlo lo tiran al suelo, si bien luego (después de haber escuchado), muestran su humanidad.
El ladrón se declara culpable, y recrimina al compañero sindicalista y víctima del robo y de la agresión, haberlo traicionado ante la patronal.
Por último, cuando dice lo que piensa: "Que el sindicalista es un vendido", recibe un buen golpe.

El robo violento cambia el rumbo de una familia que se mecía hasta ahora acunada por Marie-Claire, madre clara y hasta preclara, que sopla y se baja si es necesario (ella no tiene pereza), para empujar una nave que va hacia adelante, siempre.

No obstante, al sindicalista, algo le chirría. Él mira sus logros desde el balcón de la felicidad con unos ojos tristes, que le devuelven la escena de su vida como una imagen que no encaja en el espejo de sí mismo.
Otra imagen que le calza mejor, y lo hace sonreír, es la de la revista con la figura de Spiderman. Y, agarrado de esta revista, se va moviendo su deseo, pasando de mano en mano hasta ponerse en un camino que podría ser de vuelta; al menos el de dar una nueva vuelta sobre esa cosa que lo angustia cuando se pone en juego.

La revista es como la posta en una carrera hacia la meta que consiste en devolver el mundo a su eje.
Después de la gran hecatombe desencadenada por el robo, con el mundo personal patas arriba; incluida Marie-Claire, que se refugia en un par de copitas de alcohol contra los males de la vida. Bueno, después, nuestro sindicalista, que si algo tiene de héroe es su deseo de comprender y comprometerse, se pone en marcha.
El azar (empujado por el deseo), lo sube a un autobús donde coincide, de frente, con los nuevos portadores de la revista, y, cuando los sigue, descubre que el trauma no tiene límites: El ladrón es un compañero de trabajo.
El obrero robando al obrero. Un nuevo síntoma social que pone al descubierto un agujero en esa  telaraña que debería permanecer intacta para asegurar la supervivencia: La ética.

Denuncia.
Revelación de un saber sobre un drama humano.
Intento de contradenuncia.

La confrontación con este acto inasimilable conmueve a estos personajes de tal manera que entienden que algo de lo anterior debe ser revisado a fondo.
No hay tiempo para dormir bajo las nieves de Kilimanjaro.

La vida despierta. Siente. Piensa. Y, simultáneamente, la pareja elige la solidaridad, el amor, y el compromiso, la red tejida por la araña de la propia vida, la única en la que pueden dejarse caer. Telaraña que sin embargo, está fallida, pues no vale para retener a los hijos.
Pero, la araña sigue tejiendo, y la revista de Spiderman vuelve al hogar, donde ahora hay dos nuevos niños que representan, quizás, la esperanza de hacerlo mejor esta vez.

No quiero evitar copiar un cuento africano en este lugar (es un desliz romántico que quizás no encaje aquí, pero...).
No sé quien lo escribió, y dice así:
Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos a disfrutar del premio.
Cuándo él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: Ubuntu, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
Ubuntu, en la cultura Xhosa significa: Yo soy porque nosotros somos.

Obviamente esta película de Guédiguian habla de una cultura diferente. No obstante muestra, a través del hilo conductor de la revista, que cuando estuvo en el camino, la huella que señala el deseo, al reaparecer, reorienta al sujeto.

martes, 8 de mayo de 2012

Proyecto poético o,
Entrevista a mí misma

Sabemos que se ha psicoanalizado desde muy joven, ¿qué nos puede decir sobre esta experiencia?

Tumbarse en un diván y practicar la asociación libre con un psicoanalista detrás,
experiencia larga y artesanal, por necesidad de la estructura,
es tan enigmático
exótico -si pensamos en la esclavitud que impone el pragmatismo a nuestra época
imprescindible
y bello,
a la vez que preciso en su resultado;
como un poema de Celan
o una cantata de Bach

¿Establece un paralelismo entre poesía o música, y Psicoanálisis?

Son prácticas de lenguaje. Lenguajes que revolucionan el lenguaje. Herramientas para la libertad.

Nos ha dicho que escribe poesía desde siempre, ¿qué opinión le merece la situación de la poesía actual?

Considero que en la actualidad los poetas somos privilegiados. Que el individualismo de nuestra época es un punto de pivote propicio al poema. Tenemos una libertad heredada de la deconstrucción del sentido promovida por el surrealismo inconcebible en otras épocas, aunque se llamaran de oro. Quizás lleguemos a considerar todo lo que se conoce hasta hoy como poesía: La poesía antes de la poesía.

¿Podría explicarse mejor? ¿Es esto positivo o negativo?

Lo que acabo de decir es una bofetada, y ejemplifica muy bien el talante de la voz poética.

¿Qué es la voz poética?

La voz del poeta es lo que te retiene. Es esa fascinación inexplicable que te retiene aún cuando desafine. Igual que Orfeo hace con su lira, el poeta hipnotiza con su voz. La voz del poeta posee una potencia que llega al oído de quien lee o escucha con el vigor de una presencia. Es algo físico que no requiere una comprensión intelectual o conceptual. Se trata de un mensaje sensible que estalla desde dentro hacia afuera. Quiero decir desde un centro mítico conectado con una verdad que, una vez tocada por la voz del poeta, se expande alcanzando el cuerpo del receptor. Por lo tanto el poema no necesita ser captado como un mensaje o relato concreto y comprensible. La voz emite los sentidos en un orden que tiene el poder de ordenar o desordenar (lo mismo da) el universo significante del sujeto que se acerca. La experiencia poética se expande desde lo sensible hacia lo conceptual. En esto consiste la metáfora, que es la sustancia poética. En la metáfora se produce un deslizamiento donde una cosa ocupa el lugar de otra, conservándose, enigmática, la primera en la segunda. Y, en cuanto la primera se conserva en forma sustancial, a la vez que crece gracias al efecto de la metáfora, el contacto con esta revelación instaura algo nuevo, un desvanecimiento de la ensoñación exterior/interior que deja huella. El placer poético proviene del gozo vinculado a la libertad que genera la metáfora. Sólo esta libertad permite extraer de la mina del lenguaje alguna experiencia de oro de cuando en cuando, y digo oro porque se trata de un material incorruptible; adjetivo apropiado si hablamos de poesía.

Esto nos lleva a la eterna e ineludible pregunta, ¿qué es poesía?

Todo poema es un poema de amor. Todo poema es una metáfora del amor. Yo sólo escribo poemas de amor. Quizás usted lea mis poemas y discrepe con lo que digo, porque mi poesía habla de la sombra del amor aunque mi voz brille. Quizás usted piense que esto de escribir sobre el amor de forma oscura tenga algo que ver con la “Carta a un joven poeta”, de Rilke. Yo sé que después de esa clarividencia no se puede hablar del amor de la misma manera. Pero mi hermetismo parte de un hecho más dramático que yo llamo: la censura que ejerce sobre mí esta época en la que existo. Sé que digo algo obvio, pues la censura es constitutiva del lenguaje y la poesía se juega en ese pulso. Sin embargo apunto a un momento posterior al de esta censura primigenia, me refiero a lo más prosaico de mi día a día en el hoy por hoy; a esa llanura que hiere mi imaginario empujando mis poemas a escribirse.
Intentaré desplegar esta sutileza, para lo cual retomo mi afirmación: “Yo sólo escribo poemas de amor” y aclaro que mi poesía nace de una perspectiva de hormiga o de lombriz. De mirarlo todo desde abajo. Desde esta posición el amor se ve como una fuerza que mueve, alimenta y encarcela al mundo. A mí me interesa hablar de esa cárcel que proyecta sobre el amor una sombra. Un amor que, después de las consideraciones que debemos al Psicoanálisis y que ya es tiempo que empiecen a hacer sus efectos sobre el discurso, ha caído del pedestal en el cual lo colocó esa poesía que Quizás algún día lleguemos a llamar La poesía antes de la poesía.
Es esta oscuridad la que me parece inspiradora.

¿Cómo aplica nuestra época la censura?

Catapultando la flor bajo un sin fin de ladrillos.
Yo me sé pintora, en realidad, pero mis cuadros sólo existen en mi mente. Mi poesía cuando pasa al papel ya es la metáfora de esos cuadros. La imagen es que caen ladrillos sobre mí, sobre ti, sobre él. Salimos a convivir con lo otro y nos atiborran a ladrillazos. Catapultar el Ser bajo el Tener es estructural. Parece no haber salida. Todo acercamiento está encerrado en la cárcel del tener. No hay ninguna posibilidad de salir de esa cárcel y el único intento, aunque fallido, es el del amor. Barrotes por todas partes, entre estos barrotes existimos: nuestros títulos, publicaciones, pertenencias, conocimientos, haberes, deberes... Mi defensa es el hermetismo, sin él no podría expresarme con la soltura que necesito para estirar las dimensiones de mi cárcel y soñar con una flor. Eso es lo que me permite la poesía. Es sueño, como todo lo demás, pero un sueño que rebasa su propio límite gracias a la fuerza salvaje del amor.
Digamos que un poema de amor lo es en tanto es capaz de relatar
la pesadilla que experimenta el propio amor
cuando hace el intento imposible de salir a pasear
sin ser tumbado por un ladrillazo.

¿Por qué algunos son poetas y otros no?

La poesía está en todos, porque todos vivimos conectados al amor. Que se trate de un amor acomodado a la norma o de un amor problemático carece de importancia. Lo significativo es que para vivir hay que estar atravesado por el amor, sino te mueres. Desde esta perspectiva todos estamos en posición de hacer poesía pues sólo se trata de transcribir ese amor que somos al poema. Tampoco importa qué tipo de poesía se escriba. Incluso me arriesgaría a decir que en poesía ni siquiera se trata de escribir bien o mal. Lo decisivo es la voz. Aquí tenemos la única clave de la poesía. Es poeta quién es capaz de dejar cantar su voz, de darle permiso y de entregarse a ella. Es poeta quien se deja hablar por su propia voz. Quien se pone en manos de esa voz que le habita y la canta de una forma misteriosa, instintiva, soportando su propia certeza, incluso cuándo ni uno o una la entienda. A todos nos está permitido hacer esto, pero pocos pueden/podemos conseguirlo.

¿Por qué?

En mi opinión esa pregunta debe trasladarse a un teórico de la mística. Yo, por un acto de dimisión, sólo me posiciono como instrumento.

miércoles, 25 de abril de 2012

Cumbres borrascosas de Andrea Arnold

 





La directora

Agradezco a la mesa coordinadora de la tertulia de cine El séptimo haberme dado a conocer esta película de
Andrea Arnold; una directora que, como Emily Brontë, tiene el valor de desplegar su propia voz. Tarea arriesgada, cuando se trata de una voz que sopla con la fuerza del viento de Yorkshire. Viento que puede llevarse de las salas de cine, creadas para llenar butacas, a un público adormilado por el lenguaje convencional, donde la música refuerza la imagen cargando sobre sí con la responsabilidad de vivificar la experiencia.

Esta directora, para contar una historia descomunal, la historia de ese abismo infranqueable que es Cumbres borrascosas, no sólo tiene el valor de prescindir de la música, enfrentando los objetos al ras, lo más próximo que le permita la cámara; sino que también prescinde del saber hacer de los actores, echando mano de cinco debutantes para papeles principales y poniendo en el protagonista a un actor negro; además de elegir una obra literaria que ha sido versionada una docena de veces, sobre lo cual dice ella misma que nunca le han gustado las adaptaciones.

¿Qué conclusión podemos sacar de esta experiencia?
A mí se ocurre decir algo que vengo comprobando desde que veo cine: el director, responsable absoluto de lo que recibimos en medio de esa oscuridad que es una sala de cine, no sólo dirige la totalidad de los elementos que constituyen la obra, sino que también dirige al espectador. Espectador que si se mantiene en la sala a pecho abierto, después de ver esta película se enamorará aún más del cine, de sus posibilidades y de los valientes que vuelan en su cielo, a solas, aunque muy alto.  

La película

Cumbres borrascosas es la historia de un abismo brutal. El abismo que separa a un niño -que representa lo radicalmente otro en relación a su familia de acogida-, de una niña incapaz de romper sus ataduras de clase, aunque se sienta unida a él por un lazo que lo convierte en su semejante, hasta el punto de llevarla a decir que “ella es él”.

¿Cómo contar esta historia en un lenguaje cinematográfico?
Los intentos ya son muchos, como he dicho. Sin embargo la versión de Andrea Arnold es arrebatadora. Contada al compás de una naturaleza hostil, que ofrece un contrapunto veraz al mundo humano que se planta como un obstáculo infranqueable, para separar lo que esta unido sin remedio.

Heathcliff escucha el viento mientras trabaja, espía, le pegan, lo encierran, o le dan de comer.
Emily Brontë escuchaba fuera el viento salvaje mientras escribía, dice Arnold; y también dice que Emily es Heathcliff.
El viento es el escenario de la vida en Cumbres borrascosas. Como la lluvia, el barro, las aves, la suciedad, los golpes, los animales -sangrando, colgados o corriendo-, la oscuridad, el fuego, los cuerpos desnudos, enfermos; los cuerpos deseosos de una unión que alivie las heridas.
Estas son las mil caras de la vida de un niño, de su subjetividad, una subjetividad con la que entramos en contacto directo a través de las imágenes que nos ofrece Arnold. Imágenes que muestran al desnudo el interior, a través del exterior.
La idea de la directora es sencilla, y resulta genial.
Ella establece una relación de espejo entre la naturaleza de Yorkshire, y la vida interior de Heathcliff. No hace falta el dialogo porque todo esta dicho y escrito en la propia atmósfera visual.
La voz de la directora es tan potente que no necesita de la palabra para embarcar al espectador en la misma desolación que aprisiona a Heathcliff.
Valoro como una obra de alto nivel esta película que consigue revelar el interior de una vida y exponerla a pantalla abierta a través de la única fuerza de la cámara.
Aquí no se trata de actores, de música, ni de diálogos. Aquí hay otra cosa. Un lenguaje universal. El de un corazón humano fotografiado desde dentro.
En este sentido la directora revela un talento digno de ser festejado.  

Heathcliff y Cathy: El amor 

La vida de Heathcliff se juega entre un desamparo radical, y ella: Cathy.
Cathy es la luz y el empuje al deseo de existir para Heathcliff; un niño fuerte y bello como el hijo de una reina africana y de un príncipe chino. Un niño negro.
(Veo en esta elección un homenaje a una raza fuerte y hermosa que ha sido esclavizada durante siglos.)

Entre Heathclff y Cathy, el amor.

¿Qué es el amor?
El amor es la fuerza que une.
Hay diferentes formas para esta fuerza. Una de las formas posibles es la que toma el amor entre los niños salvajes que pertenecen al barro; y otra, es la forma del amor en casa de los Linton: un amor de sofá y trajes de seda.
No hay una fuerza más valiosa que la otra, la única diferencia, según entiendo, está en la forma.

¿A cuál de estas formas pertenece el corazón de Cathy?, me parece una pregunta crucial en esta historia. Sin embargo es una pregunta que no puedo responder. Realmente no lo sé. Y por qué no lo sé, porque Cathy tampoco lo sabe. Esa es mi conclusión. La que saco después de haberme sentido involucrada en esta historia de una forma radical, mérito de la directora.

Lo que sí sé, y con esto concluyo, es que Cathy muere por no saberlo. Cathy muere por ignorancia y no por amor, como puede creer un espectador ingenuo.
Heathcliff, en cambio, pertenece, sin fisuras, al barro y al viento, por eso sobrevive y se ve reflejado en el cielo, donde vuela muy alto aunque este solo.

jueves, 12 de abril de 2012

Después de veinte años, Antonio Gamoneda






paisaje blanco

blancos cimientos bajo vigas blancas,
el soñar también en blanco

Paquetes a tornillo Rayos en ardor Árboles de sal

espejos de ojos blancos destiñendo el cielo
reflejo imparable de blanco sobre blanco

fuego en la ceguera

la sonrisa
folie en blanco

miércoles, 4 de abril de 2012

El sueño de la esfinge (Homenaje a Fernando Pessoa)




"La Gran Esfinge de Egipto sueña por dentro de este papel…
Escribo –y ella se aparece a través de mi mano transparente "




La Gran Esfinge de Egipto sueña con la mano que en otra época
soñó codo a codo junto a otras manos hasta hacerse mano
Verdad de piedra que en mi sueño es transparencia de papel


Una mano junto a otra Así empezó todo Yo estuve allí

de las líneas de mi propia mano cuelgan los hilos de un equilibrio
Nunca imaginado hasta entonces


Todos estuvimos allí También tú Aunque no lo sepas


Este papel en el cual sueña la Gran Esfinge de Egipto
es el testigo Y no éramos dioses Yo lo sé
Más bien semejantes a las hormigas trabajábamos en orden

El sacrificio del individuo es el pilar sobre el cual yace esta Esfinge
que representa la grandeza del grupo unido por un sueño


Gran misterio
ahora mi mano te sueña sobre este papel y veo en ti
El infinito

Todo está en todo Mi mano está en todo La Esfinge en la piedra
la piedra en el sudor
Erguida línea a línea la Esfinge sacrifica su descanso
para sostener al equilibrio en su Eternidad
esta gran Esfinge que se ve sostenida ella misma
por cada gota de sudor
por cada callo en la mano del obrero
que como tú y como yo fue esclavo y aún lo es
Esclavo de la pregunta por el sentido
el sinsentido del trabajo de fingidor

Fingir ser Dios para olvidar la pequeñez de la hormiga
que Es transparencia
Papel sobre el cual la mano traza los planos de un equilibrio
Nunca imaginado hasta entonces

La hormiga que avanza hasta caer por el borde de la hoja
deja paso Ese su destino
La piedra en su sitio se alimenta del sacrificio de la hormiga que cae

Conmovido ante este desaparecer
el fingidor camina en zigzag Rebelde al sacrificio
borracho de preguntas
se niega a caer
se niega a caer antes de vaciar la mano
y de cubrir el blanco de la hoja con sus garabatos

Siento y lato yo mismo en cada paso de este hormiguero
que avanza hacia el precipicio

El tictac del reloj de la vida sueña como un rumor de piedras
en mi hoja
En esta hoja en blanco sobre la cual camina mi mano
hacia el borde de su destino Fingir que cae

mi mano empujada por las letras con las que sueña mi hoja
sabiendo que
esta Gran Esfinge de Egipto es la cumbre de la Mano
la cumbre del deseo de crear
Lo nunca imaginado hasta entonces



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Sara Veiras

lunes, 26 de marzo de 2012

Inland mirror

I
Saxo, sexo. Mi saxo por ti
Las cosas son humo y fuego
Madera
Las cosas, a tu manera

Otelo, tal vez, deberíamos soplar
esta muerte contra el sol
Tal vez, arderían al volar
Luz y club
Saxo y Sexo
Exit
Dos extraños en el amor

II
Exit Exit
Viajan secretos por la autopista
Loca, viaja una hormiga por la pared
Loco yo
Saxo Sexo luz club
Hay una moto dentro de mí

Mirado con esos ojos parece una estupidez
Tal vez
pero hay caníbales en el aire
hay Remolinos en esta casa
tumbas bajo el césped

Tumbas

closed Exit

III
Hormiga desenterrando secretos
¿Quién eres?

Tu espejo se ha roto frente a mi espejo
¿Cómo te las verás
Saxo Sexo, sin mí?

Vendimos el alma y sabemos
ser peores Que los peores


IV
Como un espejo roto viaja Otelo, Amante vulnerable El dolor le ha hecho perder el juicio Lo han visto detenerse y llorar
En su Harley, lo han visto detenerse frente a una iglesia, Otelo Tenor y Motorista
del desamor

martes, 20 de marzo de 2012

SHAME (Steve McQueen)

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Alberto Estévez

La película de Steve McQueen deja muchas cosas a las que dar vueltas, personalmente ha habido una que me inquieta, porque no me satisfacen las tentativas de respuesta que le doy, es el título, Shame, que tiene como una de sus posibles traducciones la palabra vergüenza.
Me encuentro con dificultades para pensar la vergüenza en esta película. El atinado comentario de Sara sobre Brandon me ahorra tener que entrar en largas disquisiciones sobre el personaje, pero este tipo es el paradigma de la no vergüenza, casi un sinvergüenza, que aguanta la mirada más allá de los límites del pudor y las formas, pero no creo que eso permita juzgarlo como un descarado, claro que lo es, pero el descaro no resume lo certero de su proceder. Me inclino más bien por un “Savoir faire”, un saber hacer con esa mirada, que no es sólo sostenerla, es una mirada que escruta y propone ciertos términos que convierten al objeto de la misma en una presa a alcanzar, y ahí se resuelve un experto cazador, con la complicidad de su presa, requisito indispensable de las buenas cacerías.
Una película en la que todo parece estar colocado en su sitio, no hay detalle que se deje por fuera de la intención del director, ni siquiera el tema del grupo Chic, “I want your love” en su exquisito tocadiscos a un volumen atronador cuando retorna a casa y descubre que es su hermana la que ha “pinchado” esta canción, bueno, ¿quién si no? En este simple detalle encontramos dos mundos, dos posiciones; la hermana, huérfana de amor y buscándolo por doquier, y él, que no quiere saber nada de eso, de las debilidades, las fracturas, elige justamente vivir sin eso, al menos lo intenta, y parece haber encontrado una fórmula que se lo permite, consciente que puestos a hablar de debilidad quizá él se encuentre más cerca de lo que en un principio nos hacen ver.
Es por esto mismo que los múltiples encuentros sexuales que vemos en la película, la profusión de imágenes de alto contenido erótico no consiguen contagiar en el espectador nada de este orden, porque las relaciones sexuales no están tomadas en ese valor, más bien funcionan como la manera que elige Brandon para conjurar dicha debilidad, su debilidad, es un empuje sexual que intenta aniquilar la dimensión más humana del sujeto, la de su falta constitutiva, la carencia que lo afecta en el corazón mismo de su estructura. No sé si esto nos da como resultado un canalla, Brandon más bien es un científico de la soledad, la ha estudiado a fondo y algo ha descubierto en ella: no conviene dejar pasar al otro de determinada línea, la distancia de seguridad se inventó para algo.
Quizá siguiendo esta línea argumentativa se puede situar un poco mejor el tema de la vergüenza, justamente aparece en la película en un momento privilegiado, Brandon llora, y esconde sus lágrimas avergonzado para que su jefe no las vea, llora ante la melancólica interpretación que su hermana hace del New York New York, sólo ella puede darle esa sombra a una canción tan luminosa, y esto lo rompe por unos momentos, se descompone porque en esa interpretación el pasado se echa encima, sus orígenes, el lugar del que proceden antes de llegar a esta ciudad se ha hecho omnipresente, y con ese recuerdo queda liberado el dolor, al menos momentáneamente antes de intentar recomponerse. Es muy paradójico que sólo tengamos un dato del pasado de ambos, el que nos da su hermana como al pasar, y sin embargo comprobemos el terrible peso que dicho pasado ejerce sobre nuestros dos hermanos protagonistas a lo largo de las secuencias. Ahí es donde podemos situar sin tantos ambages la vergüenza, como manto conveniente que recubre esa zona de su vida que necesita tener tapada, si por él fuera, desaparecida. Vergüenza en su cita con Marianne, en sus dudas al entrar al restaurante, en sus titubeos con la carta, o con la conversación con esta mujer a la que está permitiendo adentrarse un poco más allá. Vergüenza por el “gatillazo” cuando a la hora de la verdad el peso del pasado hace detumescente su órgano fálico, por mucho que él pudiera intuir que algo de esto iba a ocurrir y se administrase un “plus” para abordar un encuentro sexual de condiciones no tan mecánicas ni atléticas, un encuentro más recortado por las palabras, en el que los ojos de Marianne parecen vibrar pero no sólo de deseo. Brandon tiene un problema.
Todo esto arroja un saldo muy interesante, y dos lecturas sobre un mismo personaje; Brandon puede ser considerado como un prototipo envidiable para todo varón, un verdadero tigre, uno de esos tipos que donde pone el ojo pone la bala sin que haya posibilidad de que se le resistan, o no mucho, y otra lectura es la de un pobre enfermito, eso sí, muy conocedor de sus limitaciones y sabedor de cuál es el terreno que debe pisar y por dónde no conviene aventurarse, bien orientado podríamos decir en un punto. Se puede objetar si esa espiral de adicción sexual en la que se encuentra tiene un carácter destructivo para el sujeto, pero en todo caso la dimensión de la autodestrucción está mucho más presente en su hermana que en él, y ya desde niña. En suma, un sujeto nada envidiable, un sujeto que porta un fuerte estrago, el que ha provocado su pasado, y que lo recluye casi únicamente al goce de la pantalla. Absténganse amantes de historias Disney, aquí no hay promesas de felicidad, familias sin mancha ni voluntades que todo lo pueden; sencillamente, hay sujetos que no pueden amar, lo bueno es que Brandon eso lo sabe.
Hay una última escena bien elocuente, que es repetición de otra al principio de la película, sólo que en ella la mirada de Brandon es otra, no parece concentrar el ansia depredadora, pero tampoco está claro cómo pensarla. Un amigo dice que ahora sí que hay que temerlo, yo no estoy tan seguro. Escojo traducir Shame como Pena, en lugar de vergüenza, y leer en los ojos del genial Fassbender este registro, algo se ha colado por algún agujero y ahora no va a ser tan fácil saltar del asiento para ir tras la presa sin preguntarse ¿qué es lo que estoy haciendo?

(19 de Marzo de 2012)

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jueves, 15 de marzo de 2012

SHAME -VERGUENZA- DE STEVE McQUEEN










Sara Veiras

Me gustó esta película. Una historia underground, interesante y veraz.
Lo primero que llama mi atención es el recorrido temporal de los personajes, que se mueven en un tiempo circular encerrado en sí mismo, con escuetos aportes que expliquen los punto de llegada, que a la vez son puntos de partida.
Brandon se levanta, camina en círculo por su casa, pasa cerca del teléfono, oye una voz quejumbrosa que intenta resultar simpática, no atiende, va al baño, se masturba, se viste con elegancia, baja al metro, mira descaradamente a las mujeres guapas, va a la oficina, sale con los colegas de copas, y tiene sexo. En eso de conseguir mujeres, es el mejor. Tiene una vida privada y otra pública, no las mezcla y se maneja con éxito en ambas, siendo un hombre de hábitos.
Un hombre concentrado y apasionado en su búsqueda: La sexualidad de su cuerpo, su resistencia, su límite. De hecho en lo que al cuerpo se refiere Él corre y Se corre. Es un deportista del sexo, un deportista urbano, un deportista de élite que tiene un nivel muy alto en una ciudad de alto nivel. A la vez es un hombre pudoroso, que defiende su intimidad, y no siente ningún interés en hacer alarde o exhibirse. El sexo es algo de él, con él, y para él. No necesita demostrar nada a los otros. Otros que lo hacen reír, porque sabe con sólo mirarlos, cuál es su nivel.
Gusta a las mujeres, este Brandon. Como gustan los hombre sin ambages, que van al grano sin miedo, y saben; hacer gozar a una mujer en la cama y fuera de ella.
Hasta aquí no veo nada que objetar a este personaje, salvo lo que pudiera una perspectiva mojigata.
Él gira como una rueda en su eje, con un tempo propio que parece no necesitar compartir con nadie más, salvo con otros personajes que le ayudan en esa búsqueda física, compartiendo su cuerpo con él, a los cuales está dispuesto a pagar, incluso.
De pronto alguien irrumpe en este baile solitario. Irrumpe la hermana de Brandon, Sissy. Como una música estridente invade la casa, entra sin anunciarse, y sin remilgos exhibe una desnudez impúdica, tanto la de su cuerpo como la de su carácter.
Sissy también está atrapada en un tiempo circular que lleva registrado en los brazos por cortes de cuchillo, pues cada cierto tiempo acostumbra a abrirse las venas.
Son familia, de la misma sangre, y se espera que se cuiden mutuamente; sin embargo aquí se pone de manifiesto otra dimensión temporal, que me parece crucial en esta historia. Por eso arriesgo una hipótesis que puede resulta polémica: Estos hermanos, Brandon y Sissy pertenecen a épocas distintas, a generaciones que no se tocan en el tiempo.
Él es, decididamente, un hombre del siglo XXII por lo menos; y ella es una mujer del siglo XIX (una mujer que aunque se acuesta con cualquiera a los veinte minutos de conocerlo, después lo llama por teléfono sin tener en cuenta que se trata de un hombre casado) . No obstante, entiéndase esto como una metáfora, que intentaré desplegar a lo largo de mi comentario.
Él es individualista, independiente, sensible hasta la lágrima, compasivo, inteligente, exitoso, y no se deja contar monsergas. Va a lo suyo, y lo suyo no es cargar con una mujer, una pareja, a cambio de Aburrimiento.
Ella es una llorona incapaz de subsistir por sus propios medios. Sin trabajo, ni casa, ni dinero; busca que alguien se haga cargo de su vida a cambio de un “Lo siento, lo siento, lo siento.”
Incapaz de colaborar en lo más mínimo, ni siquiera en el orden de la casa, cree que con este “Lo siento” pone en orden el mundo.
Yo soy capaz de decir “lo siento”, le dice a Brandon, como si ella fuera una iluminada. Y él contesta: “Lo importante son los hechos, no las palabras”.
Aquí Brandon también da en el clavo, igual que hace con las mujeres cuando se trata de sexo. Me parece un hombre sabio este Brandon, un hombre con una clarividencia descarnada, por eso lo localizo temporalmente en el siglo XXII, que imagino como un tiempo depurado de romanticismo.
Estos hermanos colocan por encima de las palabras los hechos, y él lo dice alto y claro. Donde las palabras se muestran impotentes, los hechos responden con eficacia. Los hechos son metáforas que tienen que ver con esa sangre, que seguramente es un punto de identidad problemático para estos emigrantes Irlandeses:
Él cuida la sangre a su manera, oxigena la sangre familiar en el jadeo del sexo. Ella se abre las venas, derramando y derrochando esa misma sangre.
¿Qué consiguen con este ir y venir del carajo, como diría el Maestro Gabo -porque esta película parece representar algo que ya ha pasado antes y que volverá a repetirse-?
Ella consigue la atención y la prueba de amor. Él consigue entrenar y apaciguar su cuerpo de atleta sexual. Ella consigue morir. Él consigue sobrevivir como un desterrado del amor.
Entre ambos hermanos y épocas se introduce un tercer tiempo, el presente, el aquí y ahora, traído de la mano de una chica negra, Marianne (Nicole Beharie).
Despampanante, guapísima, completamente fálica, con un cuerpo de “Te corto la respiración”, es la única con la que Brandon no puede hacerlo.
¿Por qué no puede?
Porque ella le corta la respiración. La forma de respiración descomunal de Brandon requiere un oxigeno que no puede proporcionarlo una mujer a cual Él invita a fantasear, le ofrece elegir lo que quiera, cualquier época del pasado o del futuro, y ella elige el “Aquí y ahora”. Elige el Aburrimiento.
Quizás algunos digan que el pasado no existe y que tampoco existe el futuro, que lo único que podemos elegir es el presente, por lo cual ella es una mujer sensata. Pero bueno, si vamos a rizar el rizo, hagamoslo bien. El presente existe como realidad soñada, y si estamos paseando con un hombre guapo, por lo menos soñemos en colores. A mí me da la sensación de que la chica negra se tambalea cuando él la invita a elegir; y no se atreve a imaginar nada mejor porque está marcada, demasiado marcada, por su condición racial, o por su falta de imaginación, que viene a ser lo mismo. Ella es una mujer ingenua, una mujer del presente, que cree en la realidad del aquí y ahora; por lo tanto no es una semejante capaz de acompasar a un hombre que vive al límite, porque así lo ha elegido. Un hombre que prueba el límite y que parece no tener miedo al hacerlo. Él me recuerda a un guitarrista que decía que tocaba al límite aún a riesgo de equivocarse, porque esa era su manera de hacer arte.
Marianne le gusta a Brandon, y con ella habla de su deseo de haber sido músico en los años 60. Creo que de este amor por la música viene la sensibilidad que esconde este personaje, y que trasvasa al sexo -donde él realiza su obra a conciencia-. Me dirán que se trata de una sensibilidad de Rockero Punk; sí, vale, pero eso también es sensibilidad.
Creo que con este deseo de Brandon por la música, carga su hermana. Ella también carga con el fracaso económico que conlleva la vida de músico cuando el talento es de término medio.
Creo que la música es el único punto de encuentro entre estos dos personajes y por eso él llora cuando ella canta. También es posible -y lo dejo caer como hipótesis-, que ella cante para llamar la atención de él y mantener un contacto, el único posible con este hombre, cuyo partener podría ser el sueño “músico de los 60”.
A partir de la revelación del deseo de Brandon por la música y los años 60, se abre un fructífero abanico de posibilidades. Yo considero que este momento es el ombligo de la historia, porque a partir de aquí podemos balbucear o articular algo que nos de pie a una profundización del personaje. Quizás se trata de un artista que renunció a su vocación para ganar dinero, hecho bastante habitual.
Quizás se trata de un hombre del futuro que toma sus rasgos de identidad sexual del pasado, de los tiempos en los que se soñaba con el amor libre, donde todos fuéramos de todos, sin ataduras personales. Donde la pareja se asociaba a la propiedad y a la cárcel, elementos asfixiante para la sensibilidad de un artista. Así se lo dice a Sissy, cuando ella le pide que la abrace: “Tú me aprisionas, me asfixias.”

Hay una guerra entre estos hermanos. Algo así como la guerra de los sexos.
Ella, lo femenino, quiere cobijarse bajo su ala, su brazo. Él, lo masculino, quiere descansar en el sofá después de haber andado por allí corriéndose una buena juerga donde ha probado de forma contundente su virilidad.
Ella pide amor. Él quiere aire.
Cuando él la expulsa de su lado, ella se corta las venas. Como Ama que es, Ama del deseo, gran histérica; ella arriesga su vida para salvar su reino.
Ella derrocha la sangre a manos llenas -la sangre que él ha acumulado y oxigenado con trabajo, como hacen los hombres-; y lo deja seco. Tanto que cuando vuelve a encontrarse con la guapa del metro, aquella detrás de la cual corrió una vez y que ahora está disponible, no tiene fuerzas, ni sangre en las venas, ni aire en la sangre.
"Tú tiras de mí hacia abajo”, le dice Brandon. Mientras Sissy cree que ha venido a cuidar de él. Cree que de no hacer todo este teatro, se perderán el uno al otro para siempre. Y en lugar de darle las gracias por su prueba de amor y por salvarle la vida, desde la cama del hospital ella le dice: Canalla.
Voy al diccionario y busco posibles significados: swine.
No sé si la traducción es buena. En español, canalla significa algo así como: gente baja, ruin, despreciable.
Venimos de un lugar malo, pero no somos malos, dice Sissy, en algún momento.

Podemos seguir planteando hipótesis porque la película es un pozo inagotable, pero ya es hora de despedirse. No obstante quiero agregar algunas impresiones sobre Sissy.
La canción que canta Sissy, New York, New York, habla de alguien que llega desde un pueblo y triunfa en la gran ciudad. Habla de él obviamente, y no de ella.
Ella siempre mira hacia él, todas sus intervenciones se refieren a él. Cuestiona su modo de vivir, su sexualidad, su posición social; mientras ella se mantiene en la postura de bella inocente.
¿Por qué?
¿Qué busca esta mujer?
¿Lo envidia?
¿Lo quiere destruir?
¿Por qué no puede Sissy asumir su propia vida sin derramar la sangre familiar?
¿Podrá Brandon liberarse de ella?
¿Terminarán muriendo los dos, o irán al psicoanalista y conseguirán formar un dúo de éxito en la gran New York?

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