miércoles, 20 de febrero de 2013

El botón mágico



Había una vez un hombre muy rico, muy rico, pero muy rico.
Aquel hombre, el señor Ojo Sabio, que así se llamaba, fue el inventor del botón-mágico, un invento que le proporcionó grandes beneficios.
El botón-mágico resultó de tal utilidad que todo el mundo quiso tenerlo y en poco tiempo nadie, pero nadie, ni un solo ser vivo de todo el planeta dejó de poseer su propio botón-mágico.
El señor Ojo Sabio revolucionó con su invento el mundo de las comunicaciones y se convirtió en el hombre más rico conocido, consiguiendo que tanto los pobres como los otros, los buenos como los malos, los presos como los libres, los niños como los viejos, los perros como los gatos; todos, absolutamente todos los seres de la tierra pudieran disfrutar de su propio y maravilloso botón-mágico y comunicarse, gracias a él, con cualquier otro ser vivo de este mismo planeta por remoto que fuera el lugar de su residencia.
Para el botón-mágico no había fronteras. El botón-mágico era capaz de entenderlo todo, de trasmitirlo todo y de hacerse comprender por cualquiera.
El señor Ojo Sabio, como he dicho, era el hombre más pero más rico del planeta y por lo tanto disfrutaba de muchas ventajas. Aunque había algo que el señor Ojo Sabio, a pesar de ser el hombre más rico del mundo no había logrado.

Hete aquí que el señor Ojo Sabio quería casarse y no encontraba a la mujer de sus sueños.
La verdad es que las chicas se asustaban porque el señor Ojo Sabio tenía un solo ojo y cuando miraba con ese único ojo a una chica para pedirle que fuera su esposa ella salía corriendo terriblemente asustada y el señor Ojo Sabio se quedaba muy triste. Muy pero muy triste.

Sin embargo el señor Ojo Sabio no se rindió y siguió buscando, hasta que un día tuvo una idea: Haré una gran fiesta, dijo, e invitaré a las amigas de mis hermanas.
La finca del señor Ojo Sabio era enorme y en ella podrían vivir todos juntos durante una semana para conocerse mejor.
Luz Soñada, que así se llamaba la amiga más bella de las hermanas del señor Ojo Sabio, se divirtió muchísimo en aquellos días. Tanto, tanto se divirtió que le perdió el miedo al único ojo del señor Ojo Sabio y poco a poco se encariñó con él.
La verdad es que el señor Ojo Sabio la complacía con sus ocurrencias y Luz Soñada aceptó casarse en cuanto se lo pidió.
Pasados los años desearon tener un hijo y tardaron por miedo a que naciera con un solo ojo como su papá, pero eso no ocurrió.
Finalmente tuvieron un niño al que llamaron Ramoncito porque era tan pequeñito como un ratoncito.
Ramoncito era muy travieso y daba mucho trabajo. Su mamá y su papá tenían poco tiempo para cuidarlo porque viajaban constantemente por el mundo para promocionar el botón-mágico. Por lo cual, Ramoncito, se quedaba con la señorita Cara de Noria, que le enseñaba francés, inglés e historia.
Ramoncito se aburría mucho con la señorita Cara de Noria, que no le permitía jugar con sus amiguitos. Entonces, un día, Ramoncito se escapó.
La señorita Cara de Noria, cansada de buscarlo, decidió pedirle a su tía, que era una bruja muy mala, un brebaje para librarse de Ramoncito.

- Tía Mazula, no lo aguanto más, dijo aquella tarde la señorita Cara de Noria.
- Tienes razón, querida, ese niño es un demonio, respondió la tía Mazula, que era muy mala.
- Ayúdame tía, dime cómo puedo deshacerme de ese niño.
- Te daré estos brebajes. El azul es para el señor Ojo Sabio y el rojo es para Luz Soñada. Ella se convertirá en mariposa y el señor Ojo Sabio creerá que tú eres Luz Soñada, con lo cual serás rica y podrás viajar por todo el planeta suplantando a Luz Soñada. No tendrás que preocuparte por Ramoncito, yo me encargaré de él.

Cuando sus padres regresaron, Ramoncito se puso muy contento, pero, la señorita Cara de Noria consiguió hacerles beber la pócima que preparó la Tía Mazula, con lo cual Luz Soñada se convirtió en mariposa y al señor Ojo Sabio se le nubló la razón, marchándose de viaje con la señorita Cara de Noria, a quién confundió con su esposa.
Ramoncito, al día siguiente, despertó dispuesto a ir al colegio pero antes de salir encendió su botón mágico y así supo lo que había ocurrido:
Hijo mío, busca ayuda. La señorita Cara de Noria me convirtió en mariposa y se fue de viaje con tu papá”, le informó Luz Soñada.
Ramoncito se puso a llorar desconsoladamente. Lloró y lloró pero muy pronto comprendió que corría un grave peligro. Si permanecía en la casa desaparecería como su mamá. Entonces, Ramoncito, se escondió en el árbol donde vivían sus amiguitos: el Búho Cariñoso y la Cigüeña Risueña.

Ramoncito podría dormir en el nido de la Cigüeña Risueña y el Búho Cariñoso lo cuidaría por las noches, con lo cual estaría seguro hasta que regresara su papá.
Pasaron los días y Ramoncito seguía escondido. La tía Mazula lo buscó por todas partes, deseando convertirlo en un mosquito pero alertado por los mensajes de su mamá Ramoncito sabía en todo momento dónde estaba la bruja mala y ésta no lo pudo atrapar.
Cuando regresó de su viaje el señor Ojo Sabio tenía más deseos que nunca de ver a su hijo. Lo buscó y lo buscó pero Ramoncito no estaba en ningún sitio.
Después de varios intentos, el señor Ojo Sabio, que era muy sabio, comprendió que perdía su tiempo y decidió inventar un objeto capaz de encontrar a los seres queridos aunque estuvieran muy lejos.
Finalmente el señor Ojo Sabio llegó al árbol donde se escondía Ramoncito, que le contó lo ocurrido.
El señor Ojo Sabio, inmediatamente, consiguió el antídoto contra el brebaje y liberó a Luz Soñada del hechizo. Después convirtió a la señorita Cara de Noria y a la Tía Mazula en contenedores de basura.


Por último, para celebrar la victoria, el señor Ojo Sabio dio una gran fiesta e invitó a todos sus amigos, que a partir de entonces fueron felices y comieron perdices muy contentos porque el señor Ojo Sabio les regaló el Cordel-del-amor, con el cual estarían unidos a sus seres queridos en todo momento. Pero ese ya es otro cuento... así es que por hoy colorín colorado este cuento se ha terminado.