Había
una vez un hombre muy rico, muy rico, pero muy rico.
Aquel
hombre, el señor Ojo Sabio, que así se llamaba, fue el inventor del
botón-mágico, un invento que le proporcionó grandes beneficios.
El
botón-mágico resultó de tal utilidad que todo el mundo quiso
tenerlo y en poco tiempo nadie, pero nadie, ni un solo ser vivo de
todo el planeta dejó de poseer su propio botón-mágico.
El
señor Ojo Sabio revolucionó con su invento el mundo de las
comunicaciones y se convirtió en el hombre más rico conocido,
consiguiendo que tanto los pobres como los otros, los buenos como los
malos, los presos como los libres, los niños como los viejos, los
perros como los gatos; todos, absolutamente todos los seres de la
tierra pudieran disfrutar de su propio y maravilloso botón-mágico y
comunicarse, gracias a él, con cualquier otro ser vivo de este mismo
planeta por remoto que fuera el lugar de su residencia.
Para
el botón-mágico no había fronteras. El botón-mágico era capaz de
entenderlo todo, de trasmitirlo todo y de hacerse comprender por
cualquiera.
El
señor Ojo Sabio, como he dicho, era el hombre más pero más rico
del planeta y por lo tanto disfrutaba de muchas ventajas. Aunque
había algo que el señor Ojo Sabio, a pesar de ser el hombre más
rico del mundo no había logrado.
Hete
aquí que el señor Ojo Sabio quería casarse y no encontraba a la
mujer de sus sueños.
La
verdad es que las chicas se asustaban porque el señor Ojo Sabio
tenía un solo ojo y cuando miraba con ese único ojo a una chica
para pedirle que fuera su esposa ella salía corriendo terriblemente
asustada y el señor Ojo Sabio se quedaba muy triste. Muy pero muy
triste.
Sin
embargo el señor Ojo Sabio no se rindió y siguió buscando, hasta
que un día tuvo una idea: Haré una gran fiesta, dijo, e invitaré a
las amigas de mis hermanas.
La
finca del señor Ojo Sabio era enorme y en ella podrían vivir todos
juntos durante una semana para conocerse mejor.
Luz
Soñada, que así se llamaba la amiga más bella de las hermanas del
señor Ojo Sabio, se divirtió muchísimo en aquellos días. Tanto,
tanto se divirtió que le perdió el miedo al único ojo del señor
Ojo Sabio y poco a poco se encariñó con él.
La
verdad es que el señor Ojo Sabio la complacía con sus ocurrencias y
Luz Soñada aceptó casarse en cuanto se lo pidió.
Pasados
los años desearon tener un hijo y tardaron por miedo a que naciera
con un solo ojo como su papá, pero eso no ocurrió.
Finalmente
tuvieron un niño al que llamaron Ramoncito porque era tan pequeñito
como un ratoncito.
Ramoncito
era muy travieso y daba mucho trabajo. Su mamá y su papá tenían
poco tiempo para cuidarlo porque viajaban constantemente por el mundo
para promocionar el botón-mágico. Por lo cual, Ramoncito, se
quedaba con la señorita Cara de Noria, que le enseñaba francés,
inglés e historia.
Ramoncito
se aburría mucho con la señorita Cara de Noria, que no le permitía
jugar con sus amiguitos. Entonces, un día, Ramoncito se escapó.
La
señorita Cara de Noria, cansada de buscarlo, decidió pedirle a su
tía, que era una bruja muy mala, un brebaje para librarse de
Ramoncito.
-
Tía Mazula, no lo aguanto más, dijo aquella tarde la señorita Cara
de Noria.
-
Tienes razón, querida, ese niño es un demonio, respondió la tía
Mazula, que era muy mala.
-
Ayúdame tía, dime cómo puedo deshacerme de ese niño.
-
Te daré estos brebajes. El azul es para el señor Ojo Sabio y el
rojo es para Luz Soñada. Ella se convertirá en mariposa y el señor
Ojo Sabio creerá que tú eres Luz Soñada, con lo cual serás rica y
podrás viajar por todo el planeta suplantando a Luz Soñada. No
tendrás que preocuparte por Ramoncito, yo me encargaré de él.
Cuando
sus padres regresaron, Ramoncito se puso muy contento, pero, la
señorita Cara de Noria consiguió hacerles beber la pócima que
preparó la Tía Mazula, con lo cual Luz Soñada se convirtió en
mariposa y al señor Ojo Sabio se le nubló la razón, marchándose
de viaje con la señorita Cara de Noria, a quién confundió con su
esposa.
Ramoncito,
al día siguiente, despertó dispuesto a ir al colegio pero antes de
salir encendió su botón mágico y así supo lo que había ocurrido:
“Hijo
mío, busca ayuda. La señorita Cara de Noria me convirtió en
mariposa y se fue de viaje con tu papá”,
le informó Luz Soñada.
Ramoncito
se puso a llorar desconsoladamente. Lloró y lloró pero muy pronto
comprendió que corría un grave peligro. Si permanecía en la casa
desaparecería como su mamá. Entonces, Ramoncito, se escondió en el
árbol donde vivían sus amiguitos: el Búho Cariñoso y la Cigüeña
Risueña.
Ramoncito
podría dormir en el nido de la Cigüeña Risueña y el Búho
Cariñoso lo cuidaría por las noches, con lo cual estaría seguro
hasta que regresara su papá.
Pasaron
los días y Ramoncito seguía escondido. La tía Mazula lo buscó por
todas partes, deseando convertirlo en un mosquito pero alertado por
los mensajes de su mamá Ramoncito sabía en todo momento dónde
estaba la bruja mala y ésta no lo pudo atrapar.
Cuando
regresó de su viaje el señor Ojo Sabio tenía más deseos que nunca
de ver a su hijo. Lo buscó y lo buscó pero Ramoncito no estaba en
ningún sitio.
Después
de varios intentos, el señor Ojo Sabio, que era muy sabio,
comprendió que perdía su tiempo y decidió inventar un objeto
capaz de encontrar a los seres queridos aunque estuvieran muy lejos.
Finalmente
el señor Ojo Sabio llegó al árbol donde se escondía Ramoncito,
que le contó lo ocurrido.
El
señor Ojo Sabio, inmediatamente, consiguió el antídoto contra el
brebaje y liberó a Luz Soñada del hechizo. Después convirtió a la
señorita Cara de Noria y a la Tía Mazula en contenedores de basura.
Por
último, para celebrar la victoria, el señor Ojo Sabio dio una gran
fiesta e invitó a todos sus amigos, que a partir de entonces fueron
felices y comieron perdices muy contentos porque el señor Ojo Sabio
les regaló el Cordel-del-amor, con el cual estarían unidos a sus
seres queridos en todo momento. Pero ese ya es otro cuento... así es
que por hoy colorín colorado este cuento se ha terminado.
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