domingo, 7 de marzo de 2010

Crónica de Madrid, con mensaje para Umberto Eco.





Este fin de semana estuve de fiesta con gente de esa que te presentan y que te quiere conocer y te hace preguntillas. Yo respondí con mis grandes amores: La guaracha del macho Camacho, Fuga de la muerte, Los Matemas de Lacan, que tanto nos facilitan las cosas. Podría haber oscilado hacia El Péndulo de Foucault, pero al escuchar la palabra “difícil” comprendí que ellos confundían literatura con televisión, y me quedé en mi sitio. No vaya a ser que termine como el pobre Belbo. Y todo por un amor no correspondido.

Dificil, a mí me entretiene lo dificil, o sea aquello que cuesta trabajo crear. Si yo hubiera venido a la vida para encontrarme continuamente con más de lo mismo ni me molesto, pensé. Y al ver lo aburrido que es el limbo, tan bien representado por la vidilla de mis colegas de finde, sonreí alegre, francamente no me va.
Y seguí sonriendo. "Después de todo mañana estaré en Venecia y me espera un maravilloso concierto de Vivaldi", aunque ahora un grupo de esos que circulan por las zonas rojas me rompa los tímpanos.
"A vivir que son dos días", me dije sin perder el optimismo, deseando que a Umberto Eco se le ocurra ir a Venecia y cruzarse con los violines del mismo concierto, el lunes o el martes... que allí estaré.

Es que te quiero conocer, chico valiente.

2 comentarios:

CarlosOllero dijo...

Una mezcla maravillosa, Sara, Venecia, Vivaldi y Umberto Eco. A ver si has tenido suerte.

saraveiras@yahoo.es dijo...

Todo acabó en una nevada insólita en la serenísima, y con cinco horas de espera sobre el avión, hasta que descongelaron las alas. Fue más que maravilloso. Sublime, aunque de Umberto Eco ni rastro.