Gracias, 2015, has sido maravilloso.
Soñaría con tu sonrisa
con mi mirada descalza pisando el barro recién amanecido de tus ojos
con el primer café del 2016 bebido a tu lado y a los pies de la Alhambra.
Soñaría con tu voz trémula en busca de las mejores palabras del español para desvelarme el sentido de una noticia de economía internacional;
soñaría, porque para el soñar no hay felicidad esquiva.
Yo,
que despierta piso esta playa de Abidjan y escucho, en un francés que no teme la imperfección, describir mi belleza de una manera irrepetible.
Yo,
que río con el loco desorden de estas olas, y bailo, también en desorden,
entre los dedos de un percusionista.
Miami. Verde dólar.
Mi casa. Mi árbol de melocotones.
Mi "Ángeles caídos".
Viajar. Viajar. Viajar.
Amor, entre vientre y espalda.
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